Golpe de timón

Lunes y martes pasados, reunión en el Congreso para debatir el estado de la nación, mientras tanto unos gendarmes marroquies ocupan una pequeña isla rocosa. No se conocía el islote ni su nombre y ahora todos saben donde se encuentra y que se llama Perejil. Hay momentos que valen la pena estas movidas para poner la Geografía al día, pues, en la escuela sólo se enseña la que corresponde a la propia de cada comunidad y el islote no se sabe, a ciencia cierta, a que comunidad pertenece. No está mal para aprender, pero no es el caso. El caso que subyace, por lo que después se ha hecho, y así volaba sobre el hemiciclo de los Diputados, es si valía la pena una nueva captura del islote con derramamiento de sangre inclusive para desalojar a los okupas. Y por ahí iban los tiros hasta que se dio a conocer la posible pérdida del debate por el Gobierno reinante y así viene la hecatombe. Sin consultas previas, con su rodillo de mayoría aplastante para dejar claro quién manda y que lo del estado de la nación le importa un pimiento, ¡zas!, de la noche a la mañana, invade por aire el islote y así, dando un buen 'golpe de timón', el Gobierno endereza su rumbo perdido días antes y ya no hay debate; ahora se habla de la acción estudiada y seguida para recuperar Perejil. La UE ha estado con España, pero ya se destapan los intereses particulares de cada país comunitario, como es el caso de Francia, que por no perder su relación comercial con Marruecos está dando la espantada y ya veremos si al final la conclusión es de que se trata de un problema local de los dos países, apartándose la UE.

Hace tiempo que existen diferencias entre España y Marruecos por el problema de fondo no resuelto como es el Sahara y ahora, como auto regalo de bodas del rey alauita, el intento de okupa para reivindicar la posesión y pertenencia del macizo rocoso. Este Gobierno adoleció de una falta de tacto diplomático con el ex ministro de exteriores y espero que la nueva ministra sea más diplomática para salvar el escollo, pues, no se puede dar golpes de timón para acallar otras cuestiones internas y no aceptadas por el Gobierno de turno.- Juan Vicente Cabo Vicente. Valencia.