'No tenemos la madurez suficiente para ejercer de ciudadanos'

'No tenemos una democracia de alto calado y ello, en cierta medida, se debe a que no hay una participación ciudadana más allá de las clásicas elecciones'. Así lo afirma Antoni Petrus (San Luis, Menorca, 1942), catedrático de Pedagogía Social de la Universidad de Barcelona y experto en participación ciudadana en el Ayuntamiento barcelonés. Esta semana ha tomado parte en el seminario Ciudadanía y educación, dentro de los Cursos de Verano de la UPV.

Pregunta. ¿Cómo funciona la participación ciudadana en España?

Respuesta. Tenemos una democracia que es representativa, cuando debería ser participativa y ciudadana. Las decisiones las toman pues los políticos desde esa representatividad. Ahora bien, algunas administraciones, fundamentalmente las municipales, que es donde creo que tiene que empezar la participación ciudadana, generan estrategias para ponerla en práctica. Uno sólo se hace ciudadano practicando la ciudadanía.

P. ¿Cuáles son esas estrategias?

R. Las estrategias son muchas: foros, planes integrales, Agenda 21, y cada comunidad ha de buscar entre esos modelos el que se adapte mejor a sus circunstancias. No hay un modelo, hay muchos. Esa es la idea, pues, si no, caeríamos en el colonialismo.

P. ¿La situación es diferente en el resto de Europa?

R. No. La crisis de la democracia es general. Si la sociedad se mueve por intereses económicos, todo aquello que pueda perjudicar esos intereses no está bien visto dentro de las propuestas políticas. Hemos de ser sinceros, nuestro fundamentalismo es el fundamentalismo económico.

P. ¿Los políticos que impulsan fórmulas de participación tienen luego en cuenta las opiniones de los ciudadanos o es una cuestión de imagen?

R. Muchas veces es sólo una cuestión de imagen. En ocasiones, el político habla de participación, pero no cree en ella. Gracias a modelos de participación ciudadana, puede limpiar su imagen de tomar decisiones de manera autoritaria y rígida.

P. ¿Cómo controlar esto?

R. Es difícil. Intentamos que las decisiones de los políticos conlleven al menos un compromiso con las propuestas que nacen de la base de los ciudadanos. Pero hay que desconfiar, porque, al fin y al cabo, según la normativa actual, el que tiene la responsabilidad de tomar las decisiones es el político.

P. ¿Y los ciudadanos, tenemos la madurez suficiente para ejercer realmente de ciudadanos?

R. No. Es un proceso que ha de comenzar en la propia familia y en la escuela. Una de las características de la sociedad actual es que no damos responsabilidades a los niños, y si no hay responsabilidad, es difícil la ciudadanía. Si delegamos todas las decisiones en los políticos en una votación cada cuatro años, en parte somos culpables de la situación.