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Reportaje:

Los vecinos del Raval redibujan su barrio

El Fad y la Apip arman a un centenar de personas con brochas y pinturas para pintar un edificio de la calle Riereta

Oscura, gris, estrecha y con el olor que desprende aquello que queda abandonado, la calle de Riereta, en pleno corazón del laberinto del Raval, cuenta desde la pasada noche del viernes al sábado con un punto de color. Más de un centenar de personas, con una brocha como arma, derrocharon 90 kilos de pintura y otros tantos de imaginación para darle una nueva cara al viejo edificio que sirve de sede a la Asociación para la Promoción e Inserción Laboral (Apip). La brigada de pintores, convocada por el Fad, Apip y el Ayuntamiento de Barcelona, colaboró dentro del programa I tú què hi pintes?, destinado a la rehabilitación de esta nave de principios de siglo para destinarla a un uso social y cultural.

'Lo de menos es el resultado, lo importante es que aquí, por primera vez, se puede ver a gente y culturas verdaderamente integradas', afirmaba algo desbordado por la respuesta multitudinaria Josep Torrent, coordinador de la actividad. I tú què hi pintes? nació como un proyecto destinado a jóvenes, pero la realidad del Raval, ese barrio nuevo que surge en la vieja Barcelona, superó los planes. Niños, jóvenes y adultos, principalmente vecinos de la zona, agarraron su brocha para dejar plasmada en las paredes su huella, un testamento de su paso por un barrio condenado a la pobreza monetaria y cada vez más rico por la mezcla de tradiciones.

'Esto es una fiesta en una de las calles de Barcelona más castigadas y descuidadas', comentaba Curro Claret, diseñador y encargado de la coordinación. Mientras, los tonos amarillos, plateados, rosas, celestes y anaranjados iban cubriendo como una mancha de alegría los poco más de 20 metros que ocupa la fachada de la sede de la Apip, además de una galería en el interior del inmueble. 'Mira esto, es un miguel ángel', bromeaba una joven al contemplar su pez dibujado en la pared.

Los diseñadores del FAD habían preparado una serie de plantillas que hacían referencia a la actividad de inserción laboral que desarrolla la Apip, elementos como herramientas de trabajo, símbolos en los que se leía hombre igual a mujer, o balones y libros. En definitiva, modelos fijos que servían de poco en una noche protagonizada por la anarquía alegre de la pintura.

El entusiasmo del color llegaba a las paredes, al asfalto, a la acera y también a la ropa, el calzado o la cara de los participantes. Muchos de ellos acabaron con la nariz roja como si fueran payasos que bailan al ritmo de la música electrónica o los ritmos paquistaníes o del Magreb.

Extendidos en mitad de la calle, quedaban los cuatro trozos de tela, llenos de dibujos y garabatos, que servirán de telón para el futuro teatro amateur que se instalará en este edificio que cuenta, desde la noche del viernes, con una inscripción anónima en sus paredes: 'Si quieres soñar, despierta'.

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