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TOUR 2002 | 12ª etapa

Del egoísta Jalabert al agresivo Moreau y el pobre Sastre

Carlos Arribas

Laurent Jalabert anunció su retirada del ciclismo y usa el Tour para despedirse de la gente. Pero, egoístamente, quiere acaparar en exceso. Lo suyo son las fugas heroicas, de más de 100 kilómetros y con varios puertos por medio. La lógica dice que lo mejor es rodearse de un buen grupo de compañeros, pactar los pasos por la montaña (pues el objetivo del francés, aparte del dorsal rojo de la combatividad, que ya tiene, es el maillot de lunares de rey de la montaña, que ya luce y que ya ganó el año pasado) y llegar hasta el máximo. Pero no. En un grupo de media docena o más, no luciría su panache (la palabra preferida del comentarista francés, algo así como audacia, valor, temeridad) como con dos o así. El jueves se quedó solo y ayer se fue con dos, con el viejo Dufaux y con el vigilante cántabro Nozal. No permitió que se adhirieran más a su paseo triunfal. No dejó al pobre Virenque, sombra de lo que fue, ni al joven emergente Miguel Martínez, diminuto hijo de Mariano Martínez, el francés de Burgos, que ganó la montaña hace 24 años. Nadie pudo quitarle foco. Tampoco cuando se apajaró y perdió 12 minutos en los cinco últimos kilómetros.

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Tampoco le fue mejor a Durand, Jacky Durand, el eterno combativo, siempre en fuga, uno de los favoritos de la televisión y la afición francesa. El último puerto lo subió agarrado al coche de su director. Lo vieron. Le expulsaron de carrera. Otro mito que se cae. Qué tiempos.

Quien no se cayó, pero por poco, fue Carlos Sastre, el valiente chico del Barraco que estaba en el pelotón cubriendo las espaldas a su jefe, Jalabert, y al final mostró su gran calidad entrando en el segundo grupo. Pero antes, en el col de Core, por poco lo echa a perder todo. La culpa fue de un francés desequilibrado (se ha caído media docena de veces) y agresivo, llamado Christophe Moreau, que se mosqueó porque Sastre no le abría paso real y le soltó un golpe en el culo y luego un tortazo en la cara. Sastre se revolvió y le agarró del maillot. La cosa no llegó a mayores, lo que les evitó la expulsión (como en su tiempo a los boxeadores de la Vuelta, Leonardo Sierra y Ramontxu G. Arrieta, o al agresivo Casagrande en el último Giro). El jurado vio la cosa por vídeo, no apreció una agresividad especial y castigó a Moreau con 2m de penalización y 400 francos suizos, y al español con 20s y 100 francos suizos. Un castigo injusto que penaliza más al agredido, ya que Sastre disputa la general (es undécimo), mientras que a Moreau, a más de 20 minutos, la cosa ni le va ni le viene.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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