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Los encerrados comienzan una huelga de hambre indefinida en la UPO

Otra veintena de argelinos abandona el campus universitario

Tereixa Constenla

La cifra de encerrados en la Universidad Pablo de Olavide disminuyó de nuevo ayer tras la salida de una veintena de argelinos, que entregaron previamente sus datos a la comisión jurídica. Este grupo se desmarcó así de la decisión mayoritaria del colectivo de iniciar una huelga de hambre para tratar de lograr una regularización general. Desde la medianoche del viernes los inmigrantes sólo ingieren agua y suero.

El encierro de inmigrantes en la Universidad Pablo de Olavide (UPO) se está deshaciendo día a día con la salida de pequeños grupos, aunque la situación dentro del recinto se ha agravado con el inicio de una huelga de hambre por parte de los dos centenares que siguen adelante con la protesta.

El último grupo abandonó el campus, después de 40 días, tras haber pedido al Rectorado que recibiera sus documentos para incorporarlos al resto de los presentados a la comisión jurídica. Aunque este equipo dio por finalizada su actividad hace días, lo cierto es que siguen atendiendo las peticiones de aquellos inmigrantes que deciden a última hora entregar sus datos y abandonar el encierro.

El coordinador de la comisión jurídica, Andrés Rodríguez Benot, explicó ayer que cerca de una veintena de argelinos, que rechazaban la convocatoria de una huelga de hambre, entregaron sus documentos el jueves antes de abandonar el campus, donde continúan entre 200 y 230 personas. Sus casos se agregarán a los 145 que ya tiene el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, para tratar de impulsar salidas individuales a cada inmigrante en el marco de la Ley de Extranjería.

Rodríguez Benot también indicó que la UPO había recibido ya los primeros sobres por correo de inmigrantes que dejaron el encierro y tenían que completar su documentación administrativa. La universidad confía en que se active cierto 'efecto llamada' de los inmigrantes que abandonaron el recinto y han contactado con los que aún siguen dentro para informarles de que no han sido detenidos.

Los que aún permanecen en el campus -todos ellos argelinos a excepción de la rumana Adriana Elena Covaci- iniciaron la medianoche del viernes una huelga de hambre de carácter indefinido para intentar lograr un contacto directo con el Gobierno, al que reclaman una regularización colectiva. Desde entonces, los inmigrantes permanecen en uno de los pabellones deportivos cubiertos sin poder salir por decisión propia. Sólo ingieren agua con limón y suero y permanecen tumbados en sus colchones la mayor parte del tiempo, salvo a la hora del rezo. A mediodía de ayer no habían surgido graves problemas sanitarios, a excepción de un par de casos aquejados por dolores de cabeza y algunas molestias.

Sendos equipos de Médicos del Mundo y Cruz Roja estaban en alerta para prestar ayuda sanitaria a los encerrados que lo reclamasen. La UPO, además, contactó con el Servicio Andaluz de Salud para avisar de la huelga de hambre. 'Y al que tenga la más mínima dolencia lo enviaremos al hospital', señaló Rodríguez Benot.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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