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ESCALADA EN EL CONFLICTO HISPANO-MARROQUÍ

Cientos de manifestantes protestan ante la Embajada española en Rabat

Incipientes críticas en la sociedad marroquí a la posición de su Gobierno

Juan Carlos Sanz

'¡Fuera España, fuera!', salmodiaban al mediodía de ayer en castellano y con ritmo andalusí unas 300 personas ante la Embajada de España en Rabat. Los manifestantes, convocados por la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, pidieron a las 'fuerzas democráticas y anticolonialistas españolas' una solución pacífica para la situación de Ceuta, Melilla y las islas del norte. Por la tarde, 200 manifestantes portaron pancartas en las que se leía 'aznarismo igual a franquismo' y 'no a la conquista de nuestra tierra'.

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Esta primera reacción popular, de tipo pacifista, contra la intervención militar española en Perejil contrastaba ayer con el silencio de las autoridades de Rabat, pero también se distanciaba del tono de parte de guerra de algunos titulares de la prensa marroquí.

'¡Que se vayan, que se vayan!', '¡Ceuta no es suya!' y '¡Las islas son nuestras!' eran algunas de las consignas coreadas, en su rima original en árabe dialectal, en la manifestación de la mañana. Un cordón policial se alineó frente a la sede diplomática mientras los manifestantes se agrupaban en la calzada y en unos jardines cercanos. La concentración se disolvió pacíficamente al cabo de 45 minutos, después de que una delegación entregara un escrito de protesta en la embajada.

'La Asociación Maroquí de Derechos Humanos condena la invasión española del islote marroquí Leila y reitera su llamamiento a la descolonización de Ceuta y Melilla', afirmaba el comunicado antes de arremeter contra la UE y la OTAN por su 'tendencia hacia la guerra'.

Las juventudes del partido nacionalista Istiqlal (Independencia) congregaron por la tarde a unas 200 personas ante la embajada de España en Rabat para protestar contra 'la peligrosa escalada tras la ocupación española del islote Leila' y a favor de 'la liquidación de la colonización española en todos los territorios marroquíes'. Los manifestantes corearon gritos de 'Franco y Aznar, la misma cosa', y portaron pancartas en las que se podía leer: 'Aznarismo igual a franquismo', 'no a la conquista de nuestra tierra' y 'Aznar, Juan Carlos, sed civilizados'.

El periódico del Istiqlal, L´Opinion, era el que ofrecía mayor ardor guerrero en los quioscos con el titular, en grandes letras rojas y a toda plana, 'Un acto de guerra'. Libération, órgano de expresión del partido socialista del primer ministro, Abderramán Yussufi, centraba sus críticas en el presidente del Gobierno español. 'Aznar, al límite del absurdo. Tras haber alcanzado un acuerdo, Madrid lo viola por la noche', escribió. Para la izquierda ex comunista de Al Bayane, España ha cometido un 'acto de piratería'.

Mucho más tranquilizador, el oficialista Le Matin destacó: 'La moderada respuesta dada por un reino sereno. Marruecos favorece la vía del diálogo frente la agresión militar española'. Mientras, L´Economiste hizo alarde de realismo: 'Marruecos excluye la opción militar'. En su editorial, se lamentaba que 'los mecanismos de solidaridad automáticos en el seno de la UE y de la OTAN' se hayan activado de forma tan 'desproporcionada'. Pero la información más inquietante en torno a la crisis de isla Perejil procede de las páginas del semanario La Nouvelle Tribune, que en su edición publicada ayer alude a los 'numerosos interrogantes' que rodean al actual conflicto, desencadenado 'en vísperas de la grandiosa boda real'. Así, como destaca el artículo firmado por Fahd Yata, 'la falta de información por parte de las autoridades (...) hace que los ciudadanos no acaben de entender cuál ha sido la verdadera y principal razón de este desembarco , cuando los motivos invocados -lucha contra las pateras y los traficantes de droga- no parecen suficientemente sólidos, sobre todo ante las previsibles consecuencias de esa decisión en las relaciones hispano-marroquíes'.

Para el semanario marroquí, la movilización del 'orgulloso nacionalismo' de los marroquíes parece difícil en esta ocasión ante la escasa 'visibilidad' de la causa. Es decir, un islote deshabitado. 'Por eso, muchos se preguntan si los objetivos de la crisis se sitúan más bien en el plano doméstico', como serían el 'aplazamiento de las elecciones' legislativas de septiembre o un reajuste gubernamental 'para acelerar las reformas'.

En esta misma línea, el responsable de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, Abdelilá ben Abdesalam, afirmó ayer tras la concentración de protesta ante la embajada de España que el Gobierno de Rabat debe ofrecer a la opinión pública 'las aclaraciones necesarias sobre las circunstancias y la oportunidad del despliegue, precisamente en el momento actual, de fuerzas marroquíes en el islote Leila'.

También ante la sede diplomática española en Rabat, el portavoz del Partido de la Justicia y el Desarrollo, Abdelilá Benkiran, declaró a un grupo de periodistas que el Gobierno no ha actuado con 'dignidad' nacional tras la ocupación española del islote. 'No queremos la guerra, pero pedimos la ruptura de relaciones con Madrid', advertía un islamista moderado.

Asistentes a la manifestación ante la Embajada de España en Rabat ayer por la mañana.
Asistentes a la manifestación ante la Embajada de España en Rabat ayer por la mañana.REUTERS

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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