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Columna
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Polémica en Elche

Cada vez que visito Elche, descubro que han abierto un nuevo aparcamiento en la ciudad. Lo han abierto, o están a punto de hacerlo; o se discute su construcción. El entusiasmo que siente por los estacionamientos el actual equipo municipal resulta singular. Muchas personas han visto esta actitud un deseo de dar facilidades a los turistas que acuden a la ciudad. Desde que el Palmeral y el Misteri fueran declarados Patrimonio de la Humanidad, Elche pretende hacerse un lugar en el disputado mundo del turismo y ha emprendido diversas acciones en esta dirección. La idea es excelente, pero dudo que los turistas que visiten la ciudad precisen tantas plazas como se construyen para estacionar los coches. No alcanzo a imaginar Elche invadido por un turismo de masas, que abarrota sus calles, impidiendo transitar.

En mi opinión, no es a los posibles visitantes a quienes buscan complacer las autoridades municipales, sino a los propios ilicitanos. Los ilicitanos, como la mayoría de los ciudadanos, demandan cada día mayores facilidades para acudir en automóvil a cualquier punto de la ciudad. Para ello, precisan, claro está, abundantes estacionamientos. Una política generosa en aparcamientos suele tener una gran acogida popular. Aseguran los expertos, sin embargo, que estas decisiones sólo sirven para complicar el tráfico: las facilidades animan a los conductores a utilizar con asiduidad el automóvil, con lo que el asunto jamás se resolverá.

Ahora se ha aprobado un nuevo estacionamiento, en Elche, en la zona de Traspalacio, que ha despertado una notable discusión en la ciudad. El concejal Rafael Ramos, del PP, ha calificado su construcción de despropósito, y asegura que afectará a la muralla medieval de la población. No ha sido la voz de Ramos la única que se ha escuchado en contra de la edificación. También el arquitecto Gaspar Jaén se ha mostrado contrario a ella. Jaén ha publicado algunos escritos sobre el tema, en los que considera innecesario el estacionamiento y afirma que destrozará el paisaje histórico de la ciudad, muy dañado en los últimos años. Junto a Jaén, se han manifestado otros arquitectos, pintores, escritores, profesores. Todos ellos son personas de sensibilidad, que comparten sus consideraciones sobre este asunto. Como suele ocurrir en estos casos, donde un grupo de ciudadanos se enfrenta a los políticos para discutir sus decisiones, la oposición no ha servido absolutamente para nada. Llegado el momento de votar, el PSPV ha aprobado en solitario la construcción del aparcamiento en Traspalacio, que ahora se acometerá.

¿Podrían haber actuado de otra manera los socialistas ilicitanos? ¿Estaban obligados a escuchar a quienes desean conservar la ciudad o no debían hacerles caso? No es sencillo responder a estas preguntas. Como es natural, el PSPV pretende mantener en sus manos el gobierno de Elche, que detenta cómodamente desde hace varios años. Para ello, debe complacer a los ciudadanos y evitar desairarlos. Y los ciudadanos, la mayoría de ellos, reclaman nuevos aparcamientos y, si fuera posible, calles más amplias y rápidas para los automóviles. ¿Qué debería hacer un partido que se considera próximo a la izquierda, en tales casos? Explicar estas actuaciones, quizá sea una de las tareas urgentes de la política municipal.

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