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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Excavaciones en La Encarnación

En el último pleno del mes de junio el grupo municipal de IU presentó una propuesta para permitir que, de algún modo, la ciudadanía tuviese acceso a visitar las excavaciones que se van a emprender en La Encarnación. La delegada de obras del consistorio sevillano (del PA) se opuso a tal petición aludiendo motivos de seguridad. A este respecto me gustaría hacer dos comentarios. Primero, la recuperación del patrimonio arqueológico tiene una función social, sin la cual no es comprensible que se imponga este tipo de servidumbres en las obras de construcción. La arqueología no se puede estudiar para que sólo unos eruditos sean capaces de disfrutarla, sino para que llegue al alcance de quienes se sientan interesados por conocer, o les pique la curiosidad por saber, qué está apareciendo en ese sitio, cuya riqueza es del dominio público.

Por eso, en muchas ciudades los visitantes son bienvenidos a las excavaciones, incluso se deja un día para visitas guiadas. Es más, se tiende a eliminar los necesarios cerramientos opacos de las excavaciones por otros que, cumpliendo los mismos fines de seguridad, permitan visualizar el desarrollo de los trabajos en el interior. Durante las anteriores fases de excavación, no era infrecuente ver a gente mirando a través de una rendija de la chapa que cierra el solar de La Encarnación, para satisfacer esa curiosidad. O sea, hay acreditado un enorme interés por saber qué puede encontrarse en esa excavación.

Segundo, ¿por qué entonces se opone la concejal andalucista? Obviamente por motivos de seguridad, no. Si puede visitarse la Sagrada Familia en Barcelona mientras sigue en obras (y de hecho constituye una importante fuente de ingresos de primera magnitud para culminar el proyecto), no hay problemas para que grupos de personas los sábados por la mañana durante algunas horas puedan visitar el curso de las excavaciones; tampoco, para hacer un mirador que permita su contemplación a diario.

Creo, pues, que el problema viene del interés que tiene esta señora en quitar de la vista los vestigios de nuestro pasado que están saliendo a la luz y, de paso, mandarlos al vertedero sin mayor ruido, sin que nadie sepa lo que se nos está hurtando.

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