Estilo, sin más
Lo esperado, justamente eso. Ni mejor ni peor. El concierto de Lisa Stansfield se ajustó al patrón que se podía intuir, y no sólo porque le resultase inevitable ya en los bises interpretar su celebérrimo All around the world. Se imaginaba un concierto elegante, un tanto sofisticado, un concierto de interpretación que habría de premiar a sus espectadores con un sonido espléndido. Y eso fue el concierto que Lisa Stansfield ofreció en un Bikini lleno. Justamente lo esperado.
Formó en escena con una banda amplia en la que no faltaron metales, dos teclistas, batería y percusión. Además, por si su espléndida voz resultase insuficiente, dos coristas negras apoyaban la voz de una Lisa físicamente en estado de gracia. Con esos elementos la cantante británica se paseó por su repertorio fijándose en Face up su último trabajo y dando rienda suelta a su concepción blanca del soul, o lo que es lo mismo, su visión pop de la música negra.
Lisa Stansfield
Bikini. Barcelona, 15 de julio.
Puestos a buscar máculas en el concierto cabría buscarlas en el ritmo del mismo, demasiado interrumpido por baladas que apenas aportaban nada. Pareció que la cosa fuese a medio gas, como si Lisa no quisiese dar rienda suelta a su faceta más rítmica por mor de no espantar a una audiencia no precisamente juvenil, su audiencia. Ése fue el punto negro de un concierto siempre y que no se considere otro: que Lisa es más bien una voz y un estilo que un repertorio afortunado. A falta de regularidad en sus canciones siempre está ella y su voz para salvarlas, pero al final ni ella ni su voz hicieron olvidar que en escena sólo había estilo. Aun con todo, un concierto entretenido.
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