El Museo Militar homenajea a Companys en sus visitas dramatizadas
El presidente es recordado durante las visitas dramatizadas al centro
Primero los rojos y ahora el presidente Companys: el Museo Militar de Montjuïc empieza a estar desconocido. El centro que no hace tanto tiempo se consagraba al recuerdo de los ejércitos franquistas ha vuelto a dar una sorpresa y, tras inaugurar una exposición en la que figuraban testimonios de las tropas republicanas, rinde homenaje ahora, en las visitas dramatizadas, a Lluís Companys.
Es cierto que al homenajear a Lluís Companys no se le menciona por su nombre sino que se le recuerda como 'el presidente del Gobierno autónomo de Cataluña' ejecutado en el castillo. Y que el homenaje no es sólo a él, sino que se extiende a todos los presos de ambos bandos confinados en la fortaleza durante la guerra y después, 'durante la dictadura'. Pero no es menos cierto que se realiza y se vive con una enorme emoción el acto de recuerdo. Un acto, respetuoso y conmovedor, que se desarrolla a oscuras, en una de las salas de la plaza de armas del museo, con los visitantes encerrados, convertidos ellos mismos en presos, lo que resulta, vistos los antecedentes del lugar, realmente escalofriante. Tras recordar 'la parte más negra de la historia del castillo', se invita a los visitantes a coger unas velas dispuestas para la ocasión y encenderlas. Con ellas en la mano, se franquea la puerta de nuevo hacia la plaza, y en procesión. No por simple resulta menos emotivo el recuerdo a las víctimas de la guerra civil y la reivindicación de la paz en semejante lugar.
Ese recuerdo y esa reivindicación son prácticamente el final del recorrido de la visita escenificada que ha organizado el museo y que, presentadas a la prensa ayer, tiene como objetivo hacer más comprensible, sugerente y atractivo para los visitantes el recorrido de las instalaciones de la fortaleza. A destacar que en un momento del recorrido suena El cant del ocells.
La extrema sensibilidad con que se recuerda a Companys y a las demás víctimas resulta tanto más sorprendente cuanto que la visita dramatizada, que el museo ha puesto en manos de una empresa especializada, se caracteriza más bien, hasta ese episodio, por un histrionismo rechinante, un humor más que discutible y algunas notas de dudoso gusto.
El recorrido se inicia en el puente de entrada del recinto, donde los visitantes son recibidos por una guía descerebrada -en realidad una actriz- que les conduce por los diferentes puntos del castillo en los que otros actores realizan sus actuaciones. 'No piensen que lo que vamos a ver es como Disneyworld', alecciona la supuesta guía, que en un momento insiste en que hay que ponerse 'contra el muro, contra el muro', y propina otra supuesta broma acerca del Muro de las Lamentaciones. La aparición de un personaje con sombrero de tres picos, peluca, casaca y espadín, que se revela como el ingeniero Juan Martín Cermeño, artífice del castillo, sirve para que éste explique someramente los elementos arquitectónicos del mismo. Sin que se sepa muy bien a cuento de qué, el tipo, irritado con la guía, suelta que Felipe V 'hizo muy bien en tomar la ciudad y eliminar sus instituciones'.
A 'paso ligero', como no podía ser de otra forma, visto el ambiente, se llega a donde dos actores recrean esforzadamente la invasión napoleónica y se iza la bandera (española). Después de escuchar a unos camilleros que rememoran la epidemia de gripe del XIX, se asiste a la conversación entre dos obreros, uno de los cuales recita una Oda a la patria anarquista, incluido el notable verso 'burgués, cabrón', que casi hizo tambalearse del susto a la vecina pieza de artillería de 88 milímetros sita en el patio.
Otro paso al frente
El director del Museo Militar, el coronel Francisco Segovia, que ha de lidiar con alguna quinta columna en sus iniciativas democratizadoras del centro, subrayó ayer que con las visitas, el museo da un paso más en su política aperturista. 'Nos hemos atrevido a juntar en la misma sala a combatientes de los diferentes bandos de la guerra del 36-39, y ahora damos este nuevo paso', destacó. La visita dramatizada es obra de una empresa especializada, Històrica Produccions, vinculada a la Universidad de Barcelona. El responsable de la empresa, Joan Lluís Palos, señaló que su trabajo se dirige a hacer servir el teatro para explicar edificios históricos (tienen un proyecto para el Liceo) y que buscan el rigor histórico, que su explicación sea asequible para públicos muy diversos, la profesionalidad actoral y la participación del visitante. 'El guión que hemos hecho, centrado en el diálogo presente/pasado es fiel a la historia, no queremos esconder acontecimientos trágicos, pero sí desdramatizar un poco', dijo. 'Algunos barceloneses y catalanes pueden echar a faltar algunas cosas concretas, pero no podíamos ponerlo todo'. El director del espectáculo, Alfonso Becerra, destacó que han buscado la comicidad y han usado el esperpento, pero que han puesto el acento sobre todo en la simpatía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.