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Tour 2002

El modélico candidato Igor

El líder del Tour siempre ha sido alto y fuerte y ha destacado en el ciclismo desde que era juvenil

Carlos Arribas

Igor González de Galdeano, el vitoriano que viste el maillot amarillo del Tour desde el miércoles pasado, siempre ha sido bueno. Cuando era juvenil, los padres, los entrenadores, lo ponían como ejemplo. 'A ver si eres como Igor', les decían a sus chicos. 'Vas por buen camino, te pareces a Igor', les animaban. Cuando era amateur estaba en el mejor equipo, el Banesto, con los mejores amateurs del momento, con las mejores perspectivas. Cuando se hizo profesional empezó a conocer el oficio en el Euskadi de los tiempos duros, de mucha ilusión, poco dinero y Txomin Perurena intentando sacar a flote la historia (y Madariaga, tirando en la sombra, como siempre). Fue un corredor cuidado y mimado, de potente arrancada, gran estilo de rodador, muy fuerte, de explosión tardía, que llegó al Vitalicio de Mínguez y enseguida se reveló. Era 1999. Tenía 25 años cuando ganó a lo grande, un ataque a la italiana en Italia, una etapa de la Tirreno-Adriático. Después llegó a la Vuelta que debería ser la del duelo Ullrich-Olano, la de la revelación de Heras y apareció él, el inesperado, ganando el prólogo en Murcia. Y la gente decía que qué suerte, que a Olano le habían deslumbrado los faros y que había corrido de noche y no veía bien. Pero él, que siempre había sabido lo bueno que era y sabía que podía ganar la Vuelta, no se engañaba: había ganado bien.

En seis años ha perdido 10 kilos y eso se nota en la montaña, su antigua asignatura pendiente
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Aquel día el corredor que siempre había sido grande y pesado empezó a sentirse campeón. 'Aquel día', dice Guillermo Cuesta, que fue su médico y consejero en los años del Vitalicio, 'pasó de ser un profesional más a un ciclista con expectativas. Empezó entonces a culminar la progresión que llevaba, el cambio que estaba sufriendo'. Terminó segundo la Vuelta, con una rodilla destrozada. Artroscopia. Un año perdido. Hoy es un líder del Tour que sueña con seguir siéndolo después de la contrarreloj'. El sueño es posible', dice. 'Pero él es el favorito y yo el candidato'. El candidato Igor.

Fernando Urteaga, que era el seleccionador juvenil, se lo llevó a José Luis Jaimerena, que era el director del Banesto amateur, el equipo que cogía siempre a los mejores. Aquel año la cosecha era muy buena. Estaba Igor y también Rubiera, que corre el Tour con Armstrong, Santi Blanco, Txente García Acosta y Javier Pascual Rodríguez, que están en el iBanesto.com, y Javier Pascual Llorente, el riojano del Kelme, y Rafa Díaz Justo, el titán de Jerindote, que anda por la ONCE. 'Éramos todos tan buenos que no había líder y nos repartíamos las carreras', recuerda Pascual Rodríguez. 'Igor era uno más en aquel entramado'. 'Sí, uno más', dice Rubiera, 'que ya destacaba como contrarrelojista. También se defendía en la media montaña, y ganó la Bira , pero en la alta montaña patinaba un poco, pero era porque pesaba mucho. El que destacaba de verdad era Santi Blanco, que nos dejaba a todos en la montaña, y el que sí que estaba gordo de amateur era Sevilla, que parecía una pelota'.

'Sí', confirma Jaimerena, ahora segundo director del iBanesto.com. 'Igor siempre ha sido alto y fuerte, pero ahora está muy fino; en ese aspecto es en el que más ha evolucionado. Aquel año repartíamos la responsabilidad de ganar carreras entre todos. Y cuando le llegó a él el turno, cumplió a la perfección'. Igor ya era alto y fuerte.

Cuando era amateur Igor pesaba 80 kilos, y algunos inviernos llegaba a 82. Cuando quedó segundo en la Vuelta anduvo incluso por debajo de 70, en 69 kilos. En este Tour anda por los 70. 'En seis años ha perdido unos 10 kilos, y eso se nota en la montaña', dice Cuesta. 'Igor siempre tendrá la limitación del peso, porque en cuanto a aptitud física anda por la media alta, pero pesa mucho porque es alto y tiene buen esqueleto, aunque sea delgadito de piernas: es una limitación antropométrica que ha atenuado con el paso de los años'.

La forma de perder peso no sólo está en la dieta. También está en el ejercicio. Muscularmente no estaba muy desarrollado, pero sí que tenía grasa. Se sometió desde entonces a entrenamientos de mucho volumen y baja intensidad para acelerar el metabolismo de las grasas. 'Y todo ha sido cuestión de tiempo. De tiempo, trabajo, mucho trabajo, mucho entrenamiento y buenos hábitos de vida', dice Cuesta. ¿Y la rodilla? 'La rodilla no tiene que ser un factor limitante', opina Cuesta. 'Igual cuando menos lo espera puede volver a salir, pero lo normal es que sólo proteste cuando hay sobrecarga. Pero si está en buena condición física no tiene que ser problema'.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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