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CiU afronta las municipales en Barcelona como unas primarias para Mas

Los nacionalistas aspiran a recuperar los 125.000 votos perdidos en la capital en 1999

La dirección de CiU prepara la batalla de Barcelona como unas primarias de las elecciones autonómicas. La federación se ha volcado en la campaña de Xavier Trias, cuya presencia en la capital catalana va aumentando paulatinamente. Si todo sigue el guión previsto, las municipales se celebrarán en mayo, antes que las autonómicas, y con ello la dirección de CiU quiere aprovechar el tirón para 'recuperar el voto convergente que en 1999 se quedó en casa', en palabras del secretario general adjunto de CiU, Pere Macias.

'La militancia confía en que lograremos un buen resultado en Barcelona', aseguraba un alto dirigente de la federación, partidario de que las elecciones municipales precedan a las autonómicas. En 1999, CiU perdió 125.000 votos en la ciudad de Barcelona con motivo de los comicios locales. En las autonómicas de ese mismo año, la cifra de sufragios perdidos fue de 72.030, lo que supuso que por vez primera Convergència i Unió dejara de ser la primera fuerza en la capital catalana en unas elecciones de estas características.

La primera apuesta, por tanto, es la ciudad de Barcelona, donde CiU, por enésima vez, estrenará candidato. Si los nacionalistas consiguen recuperar los 125.000 votos perdidos -como consecuencia de la abstención-, afrontarán con menos escepticismo las autonómicas, convocadas en principio para otoño. 'Será la prueba del nueve porque podremos comprobar el nivel de movilización de nuestro electorado', admite un destacado miembro del grupo municipal convergente.

Pocos dirigentes de la federación apuestan por adelantar las elecciones autonómicas, a pesar de los constantes desencuentros con el Partido Popular, gracias al cual CiU ha podido mantenerse al frente de la Generalitat. Los nacionalistas incluso están dispuestos a pasar por el mal trago de tener que prorrogar los presupuestos para 2003. Artur Mas, el presidenciable de CiU, necesita tiempo para afianzarse no sólo en las encuestas -aparece muy por detrás de su rival socialista, Pasqual Maragall-, sino también entre el propio electorado nacionalista.

'Si antes celebramos las autonómicas, una hipotética derrota desmovilizaría a nuestro aparato territorial, lo que pondría en juego nuestra presencia en pueblos y comarcas', admite un miembro de la ejecutiva de CiU. Por ello, la federación apuesta primero por movilizar a los militantes de base con vistas a las municipales y, aprovechando este empuje, preparar las autonómicas. Y todo indica que CiU se mantendrá como primera fuerza política en la Cataluña interior.

En estos momentos, dentro de la federación quedan por negociar el 20% de los cabezas de listas a las próximas municipales. 'Quedan las listas más conflictivas, el 80% cerrado era el más fácil', afirma un dirigente de CiU. Pero esta vez tanto en Convergència como en sus aliados democristianos de Unió han aprendido la lección e intentarán evitar las escenas de enfrentamiento político que históricamente han precedido los acuerdos.

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A pesar de este clima positivo, los dos socios de la coalición no podrán evitar los tradicionales enfrentamientos comarcales, por ejemplo en la Noguera y el Tarragonès.

El alcaldable de Convergència i Unió por Barcelona, Xavier Trias, tiene la agenda cada vez más ajustada. Fiel a su decisión de compatibilizar su responsabilidad al frente del grupo en el Congreso y preparar su carrera por Barcelona, no ha tenido más remedio que aumentar su actividad preelectoral concentrándola en fines de semana un poco largos: de viernes a lunes y con la intención de aprovechar todos los huecos posibles.

En las últimas semanas, Trias ha mantenido contactos con comerciantes, entidades sociales y vecinales de la mayoría de los distritos de Barcelona: Sant Martí, Horta-Guinardó, Ciutat Vella, Poble Sec, Sarrià-Sant Gervasi, Nou Barris y Les Corts. Y el ritmo irá in crescendo a partir de septiembre puesto que Trias, junto con el equipo de campaña, que ya está casi cerrado, se ha propuesto tener una amplia visión de lo que ocurre en todos los rincones de la ciudad, de lo que más preocupa a la gente, pero sobre todo hacer llegar sus ideas sobre Barcelona.

Buen entendimiento

Nadie quiere hablar de por dónde pueden ir los tiros en la lista municipal de CiU. 'Estamos casi en precampaña, pero eso es muy precipitado', afirman colaboradores muy próximos a Trias.

Pero en esta ocasión el clima de entendimiento entre los dos socios de la coalición parece positivo. Si entre los concejales de Convergència la llegada de Trias ha sido un revulsivo, los ediles de Unió no le escatiman parabienes. En cualquier caso, es más que segura la incorporación en la lista del convergente Joan Puigdollers, el hombre fuerte del equipo municipal de CiU, y de la democristiana Joana Ortega. También dispondrá de un puesto el presidente de la federación de Barcelona, Joaquim Forn.

Ése es el clima que se respira en el actual grupo municipal de CiU, que ha pasado uno de sus mandatos más complejos,con tres deserciones entre sus filas. Entre ellas la de Joaquim Molins, el último cabeza de lista de CiU, que, a diferencia de Trias, no contó con el apoyo incondicional de su partido cuando preparaba su asalto al Ayuntamiento de Barcelona. Tampoco lo tuvo después. Es más, ése fue uno de los desencadenantes de su dimisión como presidente de grupo y también como edil en enero de 2001. Ahora Trias dispone de todo el aparato de la federación a su servicio y, sobre todo, de la adhesión inquebrantable de la cúpula de CiU. Quizá por esta razón, Xavier Trias ha reiterado que no se piensa jubilar de la política hasta que sea alcalde de su ciudad.

En el grupo municipal se parte del convencimiento de que el año próximo se mejorarán los resultados, sobre todo porque en 1999 CiU tuvo uno de sus peores resultados en la ciudad.

Los nacionalistas tienen actualmente 10 concejales, tres menos que en el mandato 1995-1999. Y subrayan que se trata de un candidato que conoce bien Barcelona -a Trias le gusta definirse como un 'barcelonita'-, una visión resultante de sus responsabilidades en el área sanitaria, desde el Instituto Catalán de la Salud hasta el Departamento de Sanidad. Trias llevó, además, la negociación con el Ayuntamiento de Barcelona para sellar el acuerdo de la Carta de Barcelona.

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