Batalla campal a botellazos en Latina entre jóvenes españoles y ecuatorianos
La policía detuvo a cuatro inmigrantes en la trifulca, en la que se usaron palos y botellas
La tumultuosa reyerta ocurrida la madrugada de ayer frente a una bodega del distrito de Latina, en la que intervinieron unos 30 jóvenes, entre españoles y ecuatorianos, se saldó con ocho heridos y cuatro detenciones. La riña se produjo en el número 33 de la calle de Villamanín al filo de las cuatro de la madrugada y, según testigos presenciales, los contendientes, muchos de ellos ebrios, usaron palos y botellas para agredirse. Los vecinos culpan del escándalo a una bodega que, según ellos, permaneció abierta y vendiendo alcohol hasta las cinco de la madrugada.
Al lugar de la trifulca tuvieron que acercarse hasta seis ambulancias del Samur para atender y trasladar a los heridos, que presentaban contusiones y heridas de carácter leve producidas por el sinnúmero de palos y botellazos que repartieron unos y otros.
Tres de los ocho heridos fueron trasladados al hospital Clínico de San Carlos, donde recibieron puntos de sutura y se les practicó un control radiológico para descartar otras lesiones más graves. Cuatro de los ecuatorianos, uno de ellos menor de edad, implicados en la reyerta fueron detenidos por riña y altercados en la vía pública y trasladados a la comisaría del distrito de Latina. Fuentes policiales explicaron ayer que, una vez interrogados, pasarán a disposición de la autoridad judicial. Las mismas fuentes indicaron que tres de los participantes en la trifulca interpusieron una denuncia contra sus agresores en la citada comisaría. Al mediodía de ayer, en el número 33 de la calle de Villamanín, frente a la estación de metro de Batán, en una de las entradas a la Casa de Campo, se respiraba sosiego, aunque aún quedaban algunos cristales rotos por el suelo.
Algunos de los vecinos de la zona ignoraban lo ocurrido frente a la bodega Álvaro sólo unas horas antes, aunque a estas alturas nada les pilla ya por sorpresa. Culpan de sus males y de la falta del descanso en la zona, cada fin de semana, a la citada bodega, situada en los bajos de un bloque de pisos.
'Esto se veía venir', cuenta María. 'Esta bodega está abierta hasta las 5.00 de la mañana vendiendo alcohol. Como no caben dentro, la gente se sale a la calle a beberse las litronas y, al final, acaban todos como cubas', explica. Francisco, otro vecino, corrobora la versión de María: 'Hemos entregado en el Ayuntamiento un sinfín de firmas y ¿para qué...?', se pregunta el hombre.
Música y alcohol
'A esta explanada la conocen, hasta en Aluche, como la plaza de la bodega. Llegan aquí, ponen las radios de los coches a tope, se emborrachan, se llenan de canutos y luego, por cualquier tontería, se arma el lío', explica Francisco.
La bodega Álvaro estaba abierta al mediodía de ayer. En la acera algunos jóvenes tomaban el aperitivo. El pequeño local está decorado en madera y en ella hay tres expositores repletos de botellas. Paulino Álvaro es el gerente de este 'negocio familiar'. Álvaro afirma que ha sabido de la pelea por referencias de clientes, 'porque el bar estaba cerrado desde las 2.30', señala. Según dice Álvaro, le contaron que 'llegaron varios inmigrantes ecuatorianos' y se enfrentaron a 'tres' de sus clientes 'habituales'. 'Después', añade Álvaro, 'los ecuatorianos llamaron desde un móvil y vinieron otros más en furgonetas. Fue entonces cuando empezó la pelea: botellas por los aires, palos y muchos gritos'. Álvaro se queja de que los vecinos del bar siempre le culpen a él de las broncas que se originan en el barrio. 'Llevo aquí 30 años y nunca ha pasado nada', dice. 'Tengo una clientela más o menos fija y se comporta, pero luego hay otras personas que no paran de beber cervezas y acaban por los suelos, o pegándose entre ellos'. En una luna del local hay un folio de papel en el que se ruega a los usuarios que no creen disturbios en la plaza 'para no molestar al vecindario'.
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