Frigo abre sus puertas al cumplir 75 años

Los recuerdos de aquellos tiempos de 1927 en que la mantequilla se partía con hachas y las empleadas rompían a mano los huevos y separaban la clara, que se empleaba para productos de pastelería, de la yema, con la que se hacían los helados Frigo, fueron ayer objeto de remembranza con motivo de la celebración del 75º aniversario de una de las empresas más emblemáticas de las que han contribuido a la memoria sentimental de los catalanes.

Las instalaciones de Frigo, en la calle de Perú del barcelonés distrito Sant Martí, abrieron ayer sus puertas a la ciudadanía y repartieron toneladas de helado a las 6.000 personas que acudieron, en su mayoría vecinos de la zona, empleados y jubilados de la empresa, además de los políticos: el conseller en cap, Artur Mas, y el concejal del distrito, Francesc Narváez.

Juan Trepat Carbó, el empleado de mayor antigüedad en activo (entró a trabajar en 1963), explicaba ayer que la Sociedad de Vaqueros Rurales, origen de la empresa, se constituyó el 18 de julio de 1927 con un capital inicial de 25.000 pesetas con el objetivo de recoger, pasteurizar y suministrar leche a toda Barcelona. Pero ese mismo año, la familia Rimblas y Rimblas, de origen cubano, fundó Industrias Frigoríficas y de la Alimentación, SA, de ahí el nombre de Frigo, que se unió a la primera. Los hermanos Juan y José Rimblas importaron máquinas de Estados Unidos y produjeron durante el primer año cerca de un millón de litros de helado, que se repartía con carretillas de mano, en cajas forradas de corcho y llenas de hielo.

La popularidad de la marca durante los años cuarenta y cincuenta llegó hasta el punto de que el nombre Frigo llegó a introducirse en el lenguaje. 'La gente en las tiendas pedía un frigo y ya se entendía, y aún hoy se entiende, que el cliente quería un helado', señala Trepat. En 1974, sin embargo, Frigo entró el la órbita de las multinacionales integrándose en el grupo Unilever.