El secretario de Estado de Exteriores quiere dejar su cargo
Miquel Nadal, secretario de Estado de Exteriores, no oculta su inclinación a dejar paulatinamente Madrid y la Administración pública para reengancharse a sus 37 años de edad en el sector privado, en Cataluña, donde su familia reside ya desde septiembre pasado. Él mismo lo confirmaba ayer a este diario, poco después de que la nueva ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, declarara que 'todo ministro debe tener su propio equipo, y lo primero que tiene que hacer quien asume un ministerio es formarlo'.
La disponibilidad de Nadal para dejar su cargo puede facilitar esta prioridad de la canciller, que deberá conjugar la remodelación de la cúpula de su departamento con el cierre de un amplio baile de embajadores que no puede esperar más allá de septiembre.
El cese de Nadal, si se confirmara, podría abrir la vía para una reorganización profunda que incluya la vuelta al sistema de dos secretarías de Estado, en lugar de las tres que introdujo Josep Piqué al asumir el cargo, hace dos años.
El sistema no ha funcionado a la perfección, por diferencias entre los titulares de las tres secretarías, que han terminado por reunirse en ocasiones tan contadas como la de ayer, cuando coincidieron en la toma de posesión de Ana Palacio.
Tercera secretaría
Tradicionalmente, Exteriores se organizaba en torno a un subsecretario, que se ocupa de los temas administrativos, y dos secretarías: la de Europa, que en la práctica dirigía los temas políticos del todo el planeta, y la de Cooperación. Piqué incluyó en esta segunda a Iberoamérica, que a fin de cuentas es el primer destinatario de la cooperación española, y creó una tercera secretaría, la de Exteriores, encargada del resto del mundo no europeo.
La reforma no fue bien recibida en el ministerio, sobre todo porque para Exteriores fue nombrado Nadal, técnico comercial y economista del Estado ligado a Piqué, y para Cooperación e Iberoamérica, Miguel Ángel Cortés, dirigente del PP que tiene su origen en Valladolid y su fuerza en el apoyo que le presta el presidente del Gobierno.
El cuerpo diplomático, y dentro de él Ramón de Miguel, secretario de Estado para Europa, único diplomático del terceto dirigente, acusaron el retroceso profesional que implicaban esos nombramientos.
Cortés, que ha incorporado a Exteriores la polémica novedad de una unidad encargada de organizar exposiciones en el extranjero, mantiene todo su capital político, y De Miguel es difícilmente desplazable porque es el gran técnico en temas europeos. La vuelta al sistema antiguo es, por otro lado, difícil, dada la enorme atención que requiere la UE.
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