Zaplana tiene escaso margen para nombrar colaboradores en el ministerio
Eduardo Zaplana asume el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales después de años de rodaje con un equipo asentado y tiene escaso margen de maniobra para alterar el organigrama de la institución. Juan Carlos Aparicio, el ministro saliente, sólo incorporó a Gerardo Camps como sustituto al frente de la Secretaría de Estado de Seguridad Social y mantuvo en sus cargos a los restantes altos cargos que heredó de Manuel Pimentel, quien dimitió poco antes de las elecciones generales celebradas en marzo de 2000.
El nuevo ministro designará a un jefe de gabinete y a un director de comunicación. Entre el personal eventual a su servicio se cuentan también cinco asesores, de libre designación. Pero en el seno de la Administración bajo control del PP, la libre designación está muy mediatizada por la dirección del partido y el propio presidente del Gobierno.
Un alto dirigente valenciano del PP con destino en Madrid sugería ayer que los asesores han sido designados por el partido y Zaplana verá coartada su libertad para disponer de sus puestos.
Posibilidad remota
La posibilidad de que Rafael Blasco, consejero de Bienestar Social, acompañe a Zaplana en su nuevo cargo parece remota. Un dirigente del grupo parlamentario del PP en las Cortes sugería ayer que Blasco constituiría un buen complemento para Zaplana en el área social del ministerio. Sin embargo, una fuente allegada a Gerardo Camps, secretario de Estado para la Seguridad Social, descartaba rotundamente la posibilidad de que Blasco se incorporara al organigrama del ministerio.
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