El ex presidente polaco critica la 'mala imagen' que de los países del Este se ha creado en la UE
Jozek Oleksy opina que la ampliación europea 'debe consumarse antes de 2004'
La ampliación de la UE a 28 países supondrá 'la superación definitiva de la división europea que impuso la Conferencia de Yalta' en 1945. El ex presidente polaco y actual representante de su país en la Convención europea, Jozef Oleksy, critica la 'excesiva resistencia' de algunos Estados a la admisión de los países del Este y la 'mala imagen' que se ha creado de éstos. Oleksy, partidario de aumentar la presencia de la regiones en las instituciones comunitarias, valora positivamente el 'impulso' dado a la ampliación durante el turno de España en la presidencia del Consejo.
El Consejo de jefes de Estado se marcó en 2001 el objetivo de ampliar la composición de la UE antes de acabar esta legislatura europea (1999-2004). Trece países -la mayoría de la Europa Central y del Este- han pedido formar parte de la Unión. Jozef Oleksy (Nowy Sacz, Polonia, 1946) sostiene que 'la ampliación debe hacerse antes de 2004', aunque observa 'excesiva resistencia en algunos países' miembros. A su juicio, en la UE 'hay mucho egoísmo, porque en el futuro habrá que repartir los mismos fondos económicos entre más países. Eso es comprensible por el miedo a perder lo que ya se tiene'.
Oleksy también atribuye las actitudes retardatarias a 'la inquietud normal que produce todo lo que se conoce poco o mal', dice refiriéndose a los países que pertenecieron al bloque soviético. 'Dentro de la UE se ha formado una mala imagen de los países del Este', añade el ex presidente polaco, quien participa esta semana en el ciclo sobre la Europa Central en los Cursos de Verano de la UPV, en San Sebastián.
La admisión de los nuevos Estados, según Oleksy, generará 'un gran mercado de consumo' y 'más posibilidades de ventas' para competir con EE UU y Japón. 'Además, se ampliará el espacio de los valores comunes como la democracia, el Estado de Derecho, el desarrollo equilibrado, la libertad económica, la tolerancia y otros de la cultura judeo-cristiana'.
Mentalidad nueva
Los países candidatos (Bulgaria, República checa, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumanía, Chipre, Malta y Turquía) aportarán, según Oleksy, 'ganas de crecimiento económico, democrático y político' y 'nuevas costumbres, sus experiencias históricas y, quién sabe, una nueva mentalidad'.
En su opinión, la UE está exigiendo unos requisitos muy severos para aceptar la integración de estos Estados porque los Quince 'tienen la idea de ser un club de países ricos que ha creado unos mecanismos para preservar esa riqueza'. Los aspirantes, advierte Oleksy, cumplirán estas exigencias 'durante los periodos de transición', aunque 'la UE debe ser tolerante con nuestros retrasos porque se produjeron por culpa de Yalta y en contra de nuestra voluntad'. 'En una palabra, esperamos una fuerte ayuda financiera de la UE para superar el tiempo que perdimos' con la división de Europa en dos bloques tras la II Guerra Mundial.
La reunificación europea, dice el miembro de la Convención, tiene 'un gran respaldo de la población' en los países candidatos. En Polonia, el 70% de la ciudadanía es favorable a este proceso, asegura Oleksy. Respecto a la contribución de España a la ampliación durante la presidencia de turno de la UE, sostiene que 'el mayor éxito [del presidente del Gobierno, José María Aznar], ha sido poner en marcha la Convención', el organismo presidido por Giscard D'Estaing y encargado de redactar la Constitución europea. Oleksy agrega que la participación española en el proceso de construcción europea durante los últimos seis meses ha sido 'muy activa y conciliadora con los países candidatos y muy favorable a la ampliación'.
Oleksy es partidario de favorecer la participación de las regiones en las instituciones comunitarias, como reivindica el Gobierno vasco. En este sentido, afirma que 'la creación de una Europa de las regiones fue perdiendo respaldo' frente al 'concepto del estado nacional' durante la constrcción europea. Esta concepción, añade, 'no significa que se tenga que frenar el regionalismo, porque es un paso necesario hacia la Europa cívica'. 'Sabemos que las regiones no desaparecerán, por lo que sería bueno que participasen más en la actividad comunitaria', apunta Oleksy.
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