Piqué deja imagen de eficacia, pese a la falta de resultados
Josep Piqué deja en el Ministerio de Asuntos Exteriores y en los medios diplomáticos europeos una imagen de diligencia y eficacia, aunque su relevo se produzca en los momentos en que las negociaciones sobre Gibraltar descarrilan y el balance de la presidencia de la UE presenta lagunas innegables.
La conducción del semestre europeo la ha hecho en total sintonía con el presidente del Gobierno, José María Aznar, y sin ocultar que los objetivos marcados por éste podían pecar de ambiciosos. El bloqueo de las negociaciones sobre Gibraltar responde, sobre todo, a problemas internos británicos. En el contencioso con Marruecos, el ministro saliente ha tendido a jugar un papel conciliador, pese a algunos excesos de tono, frente a la línea dura del presidente.
De ahí que el paso de Piqué a un ministerio objetivamente menos importante deba ser leído en claves de política catalana.
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