Cuestión de talla
Que la situación laboral en España es bastante crítica es una verdad que no sorprende a nadie. Que dicha situación laboral para los licenciados y diplomados de casi cualquier rama es deprimente tampoco es una sorpresa.
Pero tiemblen ustedes, porque a los diversos motivos que generan esta situación (exceso de licenciados y diplomados, imposibilidad de absorber el exceso de titulados por parte del mercado laboral, ausencia de reformas que fomenten la creación de nuevos puestos de trabajo, condiciones de empleo precario, voluntarios que cubren gratuitamente plazas esperando mejorar su currículum vitae o una incorporación a plantilla que nunca llega...) se une un nuevo motivo.
Hace un par de días acudí a una entrevista de trabajo a una empresa privada que, siendo ganadora por concurso, gestiona la contratación de todas las azafatas que trabajan en los museos municipales del Ayuntamiento de Madrid.
Cuál no sería mi sorpresa cuando, tras dos breves minutos de presentación, acceso al despacho y breve explicación de los pormenores del puesto, sin hacer la más absoluta valoración de mi currículo, capacidad de expresión, etcétera, lo único que se me preguntan es la talla que tengo; dado que, como muy amablemente me explica la señorita, 'sólo tenemos uniformes hasta la talla 44, y hacerte esperar para nada es tontería'.
Parece, pues, que una licenciatura de Historia del Arte, cinco años de estudio de idiomas y otra serie de pormenores académicos no sirven de nada ante una talla 38. Aunque no sepas ni quién es Goya.
P. D. Recuerdo, para que no haya perspicacias, que la persona que me atendió y me descartó por cuestión de talla fue una mujer.
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