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La sucesión femenina a la empresa familiar

La empresa familiar y la incorporación de la mujer a los negocios son dos temas sobre los que el mundo de la empresa anda reflexionando estos días. Las empresas familiares constituyen una parte importante del tejido empresarial español, que por sus características concretas, se debate entre el componente afectivo y de parentesco entre sus miembros y sus necesidades de profesionalización. El papel que debe desempeñar la mujer en la empresa familiar y, en particular, en la línea sucesoria, forma parte de esta profesionalización. Desde el Consejo de Cámaras hemos observado que muchas empresas familiares que antaño heredaban los hijos hoy pasan a manos de las hijas, un elemento novedoso que merece el aplauso de todos.

Mujer y empresa son dos términos ligados desde hace pocos años. El colectivo femenino ha trabajado duro por demostrar su capacidad de trabajo, su formación y sus aptitudes para desarrollar cualquier trabajo en los mismos términos que el hombre. Esta no ha sido una tarea fácil en una sociedad, la española, un tanto atávica y cargada de roles tradicionales y prejuicios, que con el tiempo va entendiendo que la mujer es una figura a considerar en el entramado laboral y empresarial de este país. Las mujeres están conquistando su propio lugar en el mercado laboral hasta el punto de que la tasa de paro femenina se ha reducido en casi 9 puntos frente a los sólo 4,2 de la masculina. Pero todavía queda un amplio camino por recorrer si consideramos el escaso número de féminas que ocupan puestos de responsabilidad o dirigen sus propias empresas.

A la hora de elegir a sus sucesores, los empresarios deben plantearse cómo medir de manera objetiva las capacidades de los aspirantes a un puesto de trabajo y más si van a delegar en él. Esta evaluación no es una tarea sencilla. Resulta difícil imaginar a un padre sometiendo a un test psicotécnico a su propio hijo. Sin embargo, sí se aplican a menudo a aspirantes que no son familia, con el fin de saber si sus rasgos de personalidad son los más apropiados a un determinado puesto. Dirigir una empresa implica poseer, además de la formación académica adecuada, rasgos personales que si se tienen se pueden incentivar. Un gran porcentaje de mujeres tienen actualmente la misma o mejor cualificación académica que los hombres. Al mismo tiempo, muchas de ellas tienen ese perfil personal que se requiere para dirigir una empresa, pero que en ocasiones no se tiene en consideración por prejuicios. Los empresarios deberían evaluar de la manera que crean conveniente, pero siempre atendiendo a criterios objetivos y reproducibles, las capacidades de aquellos que va a sucederles, sean hombres o mujeres, y dejar de lado los roles tradicionales que presuponen en el varón unas cualidades que en ocasiones no posee.

Otro tema importante para la empresa es conseguir una buena comunicación entre los miembros y en el caso de la empresa familiar lo es particularmente ya que los lazos afectivos pueden distorsionarla. La comunicación es una cualidad que las mujeres, como elemento conciliador, han desarrollado en el ámbito familiar, lo que no ha pasado desapercibido a los empresarios. Las mujeres deberían sacar partido de ellas llevando adelante sus propios proyectos y sus propias empresas.

El Consejo de Cámaras lleva una década asesorando y animando a las mujeres a emprender sus propios proyectos empresariales. Sabemos que estamos en el buen camino. Las empresas, y en particular la familiar, tiene la oportunidad de aprovechar el potencial profesional y humano del género femenino.

Arturo Virosque es presidente del Consejo de Cámaras de la Comunidad Valenciana.

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