Peregrinación póstuma
Los marinos del 'Juan Sebastián Elcano' cumplen, cinco siglos después, un deseo del navegante
Fue capaz de dar la vuelta al mundo en un frágil barco, pero no pudo consumar un anhelo más llano y menos intrépido: peregrinar al monasterio de la Santa Faz de Alicante. Han tenido que transcurrir 476 años para que el deseo expreso de Juan Sebastián Elcano en el lecho de su muerte se haya hecho realidad. El marino vasco, célebre por ser el primero que dio la vuelta al mundo en barco, dejó escrito en su testamento que 24 ducados de su fortuna fueran legados 'al monasterio de la Santa Verónica por un romero después de participar en la peregrina'.
Ayer, una representación de la tripulación del buque insignia de la Armada Española que lleva el nombre del ilustre marino cumplió su deseo, aunque no de manera escrupulosa. La comitiva, encabezada por el comandante, el alicantino Manuel Rebollo, y con 60 miembros de su tripulación, entregó a las monjas clarisas, las encargadas de la custodia del venerado sudario, una medalla de plata como símbolo de la cantidad monetaria donada por Elcano. La entrega del obsequio forma parte de los actos programados para festejar el 75 aniversario de la construcción de la embarcación, cuyo montaje concluyó en marzo de 1927 y fue entregado a la Marina de Guerra un año después. Su escudo de armas es una reproducción del mismo que el emperador Carlos V otorgó a Juan Sebastián Elcano. Sobre un globo terráqueo reza la leyenda: tu primus circumdedisti me (tú fuiste el primero que me rodeaste).
El arraigado fervor religioso de los marineros es sobradamente conocido, pero no lo es tanto la devoción que Elcano profesaba por la imagen de la Santa Faz. Su fervor queda claramente reflejado en su testamento que ordenó mientras agonizaba de escorbuto en 1526, durante su última expedición hacia las islas Molucas, en el Pacífico. Durante el acto castrense, el comandante confesó que esta faceta de uno de los personajes cardinales de la historia española es incluso desconocida por una gran mayoría de la tripulación. Rebollo apeló por recuperar la figura del marino 'a veces injustamente olvidado, cuando no desconocido para una parte de los españoles'.
El emotivo homenaje comenzó en el santuario de la Santa Faz con puntualidad británica y se prolongó por espacio de 40 minutos, con el capellán del monasterio Elías Juan Iborra, como maestro de ceremonias. Con la réplica de la imagen presidiendo el acto, el sacerdote relató brevemente a los marineros la historia de la reliquia y del monasterio, visitado por 14 reyes desde Carlos I hasta Alfonso XIII. Tras unas palabras de recuerdo hacia el célebre marino, el comandante entregó a las monjas de clausura la medalla, que lucirá junto con la reliquia. La tripulación les ofreció además un jamón, un lomo, una bola de queso y legumbres. Los marinos entonaron la Salve Marinera, popular oración dedicada a la Virgen del Carmen, como colofón al acto.
Cinco siglos después de su fallecimiento, Juan Sebastián Elcano cumplió su promesa.
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