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Nieva recrea el mundo surreal de 'El manuscrito encontrado en Zaragoza'

El dramaturgo dirige la obra de Jan Potocki

Los mundos del autor, pintor, escenógrafo y director Francisco Nieva (Valdepeñas, Ciudad Real, 1924) y del historiador, viajero y conde polaco Jan Potocki (1761-1815) confluyen desde mañana en el teatro La Latina de Madrid, donde se estrenará El manuscrito encontrado en Zaragoza. Se trata de una comedia mágica basada en la novela homónima del escritor polaco con la que se cierra la temporada 2001-2002 del Centro Dramático Nacional (CDN).

Potocki debe su fama póstuma a El manuscrito encontrado en Zaragoza, considerada una de las grandes obras de la literatura fantástica de todos los tiempos. En ella narra los viajes y peripecias de un caballero en la España profunda de Felipe V. A esa fama contribuyó una inolvidable película polaca estrenada en los años sesenta del pasado siglo.

Nieva recibió por su obra teatral de igual título, escrita en 1988, el Premio Nacional de Literatura Dramática 1992. De la original novela prerromántica escrita bajo la influencia de Goya y con aromas de novela gótica toma sólo el primer capítulo del que parten todos los demás: 'Se trata de una novela río de un marcado clima prerromántico que yo he exagerado, porque soy un romántico y además he fundido en ella simbolismos y otras tendencias, porque soy un hombre de mi tiempo'. Y añade: 'El montaje atraerá a un público popular, tiene algo de obra mágica, de comedia de Navidad, como para niños..., no olvidemos que el surrealismo es la única vanguardia que ha pegado y ha entrado en las venas del pueblo'.

Para la puesta en escena, Nieva ha recreado lo que él cree que era el teatrillo que Potocki tenía en su castillo polaco, el mismo donde se quitó la vida. El conde polaco se pegó un tiro con una bala de plata que estuvo limando durante mucho tiempo: 'Su muerte, que se produjo cuando sintió el apagón de los sentidos y la falta de interés por las cosas, es tan teatral que no he querido privarme de contarla en escena', señala el autor y director.

Nieva recuerda que la pieza no es un dramón sino 'una comedia tentadora, ambigua, una invitación al desafuero, a la pérdida de la conciencia en el acto sexual, todo ello rodeado de un clima poético altamente excitante y un clima estético donde los desnudos y el sexo están muy idealizados'.

En esta ocasión, Nieva ha utilizado una tramoya romántica -'como si fuera una comedia de magia de mediados del XIX'-, pero con tecnología puntera y un vestuario de Ana García Andújar inspirado en los pintores simbolistas del XIX.

El autor de Coronada y el tono afirmó ayer que directores como Visconti, Peter Stein, Brook, Strehler o Mishima, a los que conoció personalmente en su periplo europeo de los años sesenta, han influido en su método de expresarse en escena.

Nieva se deshizo ayer en elogios hacia sus actores y su equipo en el que, además del prestigiado iluminador Juan Gómez Cornejo, la figurinista Rosa García Andújar y el coreógrafo Pedro Berdäyes, está su hermano, el compositor Ignacio Morales Nieva, discípulo de Bernstein y Stravinski: 'Tuvimos, en principio, la misma educación musical y cuando le digo que me gustaría una música con pompa dieciochesca mezclada con el alambrismo de Chapí, sólo él me entiende'.

El espectáculo, que permanecerá en Madrid hasta el 29 de septiembre, se ha coproducido con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, donde realizará una gira en octubre y noviembre. El reparto, encabezado por Juan Ribó (que está permanentemente en escena, incluso desnudo), cuenta, entre otros actores, con Walter Vidarte, Julia Trujillo, Juan Matute, Beatriz Bergamín y Ángeles Martín.

El teatro La Latina ha sido cedido al CDN (cuya sede del María Guerrero continúa en obras) por su propietaria, la actriz Lina Morgan, que en vez de alquilar la sala se ha arriesgado a cobrar un tanto por ciento de taquilla, algo que ayer agradeció efusivamente Juan Carlos Pérez de la Fuente, director del CDN.

Ángeles Martín, Juan Ribó y Beatriz Bergamín, en un ensayo de <b></b><i>El manuscrito encontrado en Zaragoza.</i>
Ángeles Martín, Juan Ribó y Beatriz Bergamín, en un ensayo de El manuscrito encontrado en Zaragoza.RICARDO GUTIÉRREZ
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