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Entrevista:JAVIER GALPARSORO | Presidente de CEAR en Euskadi

'Es muy difícil que la ley de Extranjería pueda ir a peor'

El joven congoleño que acaba de salir del despacho del abogado Javier Galparsoro llegó hace tres años a Bilbao como un polizón más. Ha escrito al Rey para que interceda por él. Quiere obtener el carné de conducir, pero sin papeles es imposible. Galparsoro (Valladolid, 1956) preside la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Euskadi desde su creación en julio de 1989.

Pregunta. ¿A cuántos inmigrantes ha atendido CEAR en Euskadi desde su creación?

Respuesta. Más de 2.000 personas. Y no hablamos de inmigrantes, sino de refugiados.

P. La presión en España es mayor del inmigrante si se quiere económico que del que busca refugio político.

R. Así como la ley de Extranjería habla de contingentes, no tenemos una capacidad de acogida ilimitada, no se ha dicho nada de ello sobre el asilo. Potencialmente, España o cualquier firmante de la Convención de Ginebra de 1951 tiene que estar en disposición de acoger a los millones de refugiados.

'España debería acoger a todos los demandantes de asilo que lleguen a sus fronteras'
'La capacidad de acogida no es ilimitada, está claro. ¿Pero dónde está el límite?'

P. ¿España debería acoger a todos los demandantes de asilo que lleguen a sus fronteras?

R. Sí, porque es un compromiso internacional. Ahí no hay ninguna restricción. Lo dice la ley. Toda persona que tiene un temor fundado de ser perseguida por su raza, etnia, religión o nacionalidad tiene derecho a pedir asilo y a que se estudie su procedimiento. Aunque a veces se ha usado fraudulentamente la petición de asilo, ahora mismo hay un procedimiento acelerado que permite decidir en muy poco tiempo quién es y quién no un verdadero refugiado. Lo lamentable es que se esté cerrando la puerta de acceso al procedimiento.

P. ¿Qué conclusión extrae de la cumbre de la UE en Sevilla?

R. Se han descubierto supuestas realidades como algo nuevo: 'Tenemos que luchar contra la inmigración ilegal, tenemos que exigir visado a una serie de países,...' Me parece una falacia. La actual ley de Extranjería permite la expulsión de ilegales, ya prevé convenios para readmisión de irregulares... No entiendo qué pretenden decirnos, sobre todo nuestro Gobierno, que está diciendo que todos los ilegales deben ser expulsados. ¿A qué esperan? Hay razones económicas para que no se haga. Sevilla no me ha descubierto nada. ¿Qué va hacer ahora Europa que no pueda hacer en estos momentos?

P. Ningún país puede acoger a todos los que se presenten en su frontera. ¿Qué tipo de regulación cree que sería necesaria?

R. Si partimos de esa base es porque creemos que hay una invasión. No todo el mundo de cualquier país en situación de miseria o persecución se va a poner en camino hacia España o hacia Europa. Tuvimos en España 9.390 solicitudes de asilo político en 2001. ¿Y cuántos inmigrantes han podido entrar en 2001, en 2000, sólo los detectados? Se dice que 16 o 18.000 personas. Y en un país con más de 1.200.000 inmigrantes legales, 650.000 de ellos cotizando a la Seguridad Social. La capacidad de acogida no es ilimitada, está claro. ¿Pero dónde está el límite? ¿1.200.000 personas son muchas? Me parece que no. Es un 3% de la población, y están legales porque están trabajando. Y si están trabajando es que tenemos capacidad de acogida. Puede haber otro cuarto de millón de ilegales, pero muchos de ellos quieren salir de la ilegalidad, porque tienen trabajo.

P. ¿Habría entonces que regularizar a todos los ilegales?

R. A todo ilegal que lleve un tiempo en España y tenga la oportunidad de trabajar, desde luego estaría en disposición de hacerlo. La dificultad de regularizar a muchas personas es lo que ha sumido a muchos de ellos en la ilegalidad. Desde el 14 de enero se ha cerrado la puerta para que cualquier extranjero que esté en España pueda pedir un permiso de trabajo. Y si este señor está ilegal, el Gobierno tiene la obligación de echarle, porque si no, está incumpliendo la ley. Ahora mismo hay 250.000 personas que deberían ser expulsadas de España. ¿Quién tiene el valor de hacerlo? Muchas de esas personas están trabajando. Lo saben las autoridades y miran a otro lado.

P. ¿Qué espera o teme del anunciado nuevo cambio de la ley de Extranjería?

R. Es muy difícil que podamos ir a peor. ¿Qué más quieren? Esta ley tiene para el Gobierno todos los mecanismos precisos en el plano represivo y no hace falta más. Se puede expulsar a los ilegales, se puede luchar contra las mafias, se está impidiendo la entrada masiva de personas tanto para acceder al asilo como para permanecer en España, se está imposibilitando pedir un permiso de trabajo desde el 14 de enero, establece un mecanismo diabólico y sumamente ralentizado para el reagrupamiento familiar... No entiendo qué busca el Gobierno para endurecer más una ley ya de por sí durísima.

P. ¿Está calando en la sociedad española el miedo al inmigrante?

R. Totalmente. Y está calando de una forma sobre todo inducida, porque alguien está transmitiendo ese miedo y, además, con datos falsos sobre inmigración y delincuencia. El Gobierno luego lo utiliza como argumento: 'Yo quiero evitar el racismo, la xenofobia en la sociedad'. ¿Pero quién fomenta ese racismo y esa xenofobia? Si no se le facilita la inserción laboral y social, se está sumiendo en la marginalidad a ese inmigrante. Hay una delincuencia inducida por estas circunstancias. Hay gente que ha llegado que no sabía lo que era la droga. Hoy han cometido pequeños delitos, no estoy hablando de los grandes narcotraficantes, hablo de personas que vendieron una papelina y eso les ha supuesto tres años de prisión y quedarse sumidos en la ilegalidad más absoluta. Si esas personas hubieran podido trabajar, residir, cuando lo han intentado por todos los medios y no demuestran la confianza del Estado, entonces que se les expulse y que ese miedo sea justificado. Pero cuando muchas de esas personas que intentan aflorar no pueden hacerlo, y tienen miedo, incluso a salir de casa, y no tienen alternativa, ¿yo podré entender que un día entren en El Corte Inglés y se lleven una lata de conservas? Lo entenderé perfectamente. Y nadie habla de las depresiones de los inmigrantes. Todos los servicios de psiquiatría están descubriendo un cuadro nuevo, el síndrome del inmigrante, del no tener papeles, que es como estar totalmente huérfano.

P. ¿España puede asumir social y políticamente las propuestas de las ONG que apoyan a los inmigrantes?

R. Mucho más allá de lo que hoy se está asumiendo. Hay más trabajo para extranjeros del que realmente están cubriendo. Al extranjero hay que darle una oportunidad, al que realmente se lo merece, que es la mayoría.

P. ¿Qué espera del plan de inmigración que ha anunciado el Gobierno vasco?

R. Todo lo que pueda hacer cualquier gobierno autonómico en materia de inmigración va a ser siempre limitado, al ser una política estatal. Si el Estado está atornillando cada vez más la entrada, permanencia, residencia y trabajo de los inmigrantes, mal lo tienen las comunidades autónomas para poder hacer una política de integración, donde nos vamos a limitar a intentar seguir manteniendo las ayudas sociales. Ese plan vasco de inmigración que, de momento, está siendo muy enigmático y parece que va para largo, creo que va en esa línea. Pero con todos los impedimentos legales sospecho que va a quedar vacío de contenido.

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