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EL ASOCIACIONISMO EMPRESARIAL
Columna
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Pymev, 25

La asociación ha contribuido a dar mayor diversidad y estabilidad al panorama empresarial valenciano

Hace algo más de 25 años se celebraron en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia unas jornadas sobre la situación de la pequeña y mediana empresa en el País Valenciano organizadas conjuntamente por la Joven Cámara, la Cámara de Comercio y la citada sociedad. En una de las mesas redondas, en la que tuve la satisfacción de participar, se trató de los problemas de la financiación de este tipo de empresas, destacando ya entonces la potencialidad de las Cajas de Ahorros para atender a sus necesidades, aun con la limitación del mantenimiento elevado de varios de sus coeficientes, advirtiendo no obstante de las dificultades específicas por las escasas garantías de estas empresas. Para obviar esta clase de problemas se reclamaba la creación de una sociedad de garantía mutua, encargada de garantizar los créditos solicitados por quienes individualmente no dispusieran de las mismas. Sociedad que años más tarde se constituiría y que hoy, pese a sus condicionantes, y aun sin las posibilidades inherentes a una sociedad capital-riesgo, ha aumentado considerablemente su volumen de operaciones, garantizando cantidades con destino a la reestructuración financiera de las empresas.

La asociación ha contribuido a dar mayor diversidad y estabilidad al panorama empresarial valenciano

Al mismo tiempo resulta aleccionador recordar que ya por entonces en las jornadas de 1976 se hacía hincapié en la disparidad entre la aportación de las pequeñas y medianas empresas al PIB, y la recepción por estas empresas de ayudas públicas, situación agravada en el caso valenciano por la mayor presencia de las mismas en nuestros sectores tradicionales de carácter exportador. Ello ponía de manifiesto, según puede leerse en la crónica de aquellos días, la necesidad de crear un instituto para la pequeña y mediana empresa de carácter industrial parecido al que existía para la empresa comercial. Venía ello referido al Instituto para la Reforma de las Estructuras Comerciales (Iresco), y de esta manera no tardarían en crearse a nivel estatal el Instituto para la Mediana y Pequeña Industria (Impi), y a nivel autonómico el Instituto para la Pequeña y Mediana Empresa Industrial Valenciana (Impiva), y en el caso de las exportaciones el Icex y el Ivex, este último antes Procova, según se tratara del instituto correspondiente a las españolas o valencianas, respectivamente.

Entre los ponentes estuvieron Ernest Lluch y Vicent Ventura, y también Josep Picó, quien realizó un pormenorizado análisis de la cuestión socio-laboral, que había desarrollado más ampliamente en el libro Empresario e industrialización. El caso valenciano editado ese mismo año. Las jornadas finalizaron en la Cámara de Comercio con la intervención de Antonio Rico, su actual secretario general, quien abordó el tema de la incidencia de la crisis de primeros de los setenta sobre las pequeñas y medianas empresas, y la necesidad de dotar a éstas de instrumentos válidos para subsistir en un mercado cada vez más competitivo, lo que más tarde pudo poner en marcha, como primer director, en el Impiva creado por Segundo Bru y Andrés García Reche.

Entre los que asistieron a aquellas jornadas, o más tarde se vincularon a aquel movimiento empresarial, se encontraban el que sería primer presidente de la organización empresarial para la pequeña y mediana empresa, Pymev, Asensio Pastor; el que lo sería de Cepymev luego en la Cev, Cesáreo Fernández; el actual presidente del Valencia CF, Jaume Ortí; el que lo fue de la Caja de Ahorros de Valencia y de la federación del metal, Fernández Calabuig; el presidente de Ecofira, Alfredo Peretó; el abogado y propietario de la empresa de artes gráficas que editó la publicación donde quedó recogido el contenido de las jornadas, Salvador Pedrós; empresarios de la madera, cartonajes, y comunicación, como Francisco Ferrandis, Jesús Picó, o Luis Torres, y otros muchos que, conjuntamente con el valioso equipo técnico que permanece en la actualidad, Pascual Matoses y Josep Vicent Rosa, consiguieron algo tan significativo como poner en pie una asociación que, nacida entre los asistentes a las citadas jornadas, se convirtió en su día en una agrupación empresarial, profesional e independiente, que ha contribuido durante todos estos años a dotar de una mayor diversidad y estabilidad al panorama empresarial valenciano.

Sin duda la oportunidad de los 25 años trascurridos desde la celebración de aquellas jornadas, y la posterior constitución de la Pymev, es una buena ocasión para poner de manifiesto la contribución desinteresada de quienes desde aquellas fechas fueron tomando el testigo de aquellas justas reivindicaciones, hoy realidades como hemos visto en algunos casos, con Asensio Pastor como presidente inicial, o con sus sucesores Cesáreo Fernández, Eugeni Senent o Vicente Sorio, que sin perder el espíritu que inspiró su creación, han tratado durante todo este tiempo de ampliar la concepción y composición del panorama empresarial valenciano.

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Hace algo más de 25 años se celebraron en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia unas jornadas sobre la situación de la pequeña y mediana empresa en el País Valenciano organizadas conjuntamente por la Joven Cámara, la Cámara de Comercio y la citada sociedad. En una de las mesas redondas, en la que tuve la satisfacción de participar, se trató de los problemas de la financiación de este tipo de empresas, destacando ya entonces la potencialidad de las Cajas de Ahorros para atender a sus necesidades, aun con la limitación del mantenimiento elevado de varios de sus coeficientes, advirtiendo no obstante de las dificultades específicas por las escasas garantías de estas empresas. Para obviar esta clase de problemas se reclamaba la creación de una sociedad de garantía mutua, encargada de garantizar los créditos solicitados por quienes individualmente no dispusieran de las mismas. Sociedad que años más tarde se constituiría y que hoy, pese a sus condicionantes, y aun sin las posibilidades inherentes a una sociedad capital-riesgo, ha aumentado considerablemente su volumen de operaciones, garantizando cantidades con destino a la reestructuración financiera de las empresas.

Al mismo tiempo resulta aleccionador recordar que ya por entonces en las jornadas de 1976 se hacía hincapié en la disparidad entre la aportación de las pequeñas y medianas empresas al PIB, y la recepción por estas empresas de ayudas públicas, situación agravada en el caso valenciano por la mayor presencia de las mismas en nuestros sectores tradicionales de carácter exportador. Ello ponía de manifiesto, según puede leerse en la crónica de aquellos días, la necesidad de crear un instituto para la pequeña y mediana empresa de carácter industrial parecido al que existía para la empresa comercial. Venía ello referido al Instituto para la Reforma de las Estructuras Comerciales (Iresco), y de esta manera no tardarían en crearse a nivel estatal el Instituto para la Mediana y Pequeña Industria (Impi), y a nivel autonómico el Instituto para la Pequeña y Mediana Empresa Industrial Valenciana (Impiva), y en el caso de las exportaciones el Icex y el Ivex, este último antes Procova, según se tratara del instituto correspondiente a las españolas o valencianas, respectivamente.

Entre los ponentes estuvieron Ernest Lluch y Vicent Ventura, y también Josep Picó, quien realizó un pormenorizado análisis de la cuestión socio-laboral, que había desarrollado más ampliamente en el libro Empresario e industrialización. El caso valenciano editado ese mismo año. Las jornadas finalizaron en la Cámara de Comercio con la intervención de Antonio Rico, su actual secretario general, quien abordó el tema de la incidencia de la crisis de primeros de los setenta sobre las pequeñas y medianas empresas, y la necesidad de dotar a éstas de instrumentos válidos para subsistir en un mercado cada vez más competitivo, lo que más tarde pudo poner en marcha, como primer director, en el Impiva creado por Segundo Bru y Andrés García Reche.

Entre los que asistieron a aquellas jornadas, o más tarde se vincularon a aquel movimiento empresarial, se encontraban el que sería primer presidente de la organización empresarial para la pequeña y mediana empresa, Pymev, Asensio Pastor; el que lo sería de Cepymev luego en la Cev, Cesáreo Fernández; el actual presidente del Valencia CF, Jaume Ortí; el que lo fue de la Caja de Ahorros de Valencia y de la federación del metal, Fernández Calabuig; el presidente de Ecofira, Alfredo Peretó; el abogado y propietario de la empresa de artes gráficas que editó la publicación donde quedó recogido el contenido de las jornadas, Salvador Pedrós; empresarios de la madera, cartonajes, y comunicación, como Francisco Ferrandis, Jesús Picó, o Luis Torres, y otros muchos que, conjuntamente con el valioso equipo técnico que permanece en la actualidad, Pascual Matoses y Josep Vicent Rosa, consiguieron algo tan significativo como poner en pie una asociación que, nacida entre los asistentes a las citadas jornadas, se convirtió en su día en una agrupación empresarial, profesional e independiente, que ha contribuido durante todos estos años a dotar de una mayor diversidad y estabilidad al panorama empresarial valenciano.

Sin duda la oportunidad de los 25 años trascurridos desde la celebración de aquellas jornadas, y la posterior constitución de la Pymev, es una buena ocasión para poner de manifiesto la contribución desinteresada de quienes desde aquellas fechas fueron tomando el testigo de aquellas justas reivindicaciones, hoy realidades como hemos visto en algunos casos, con Asensio Pastor como presidente inicial, o con sus sucesores Cesáreo Fernández, Eugeni Senent o Vicente Sorio, que sin perder el espíritu que inspiró su creación, han tratado durante todo este tiempo de ampliar la concepción y composición del panorama empresarial valenciano.

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