Petronor afirma que el proyecto IGCC es esencial para la la refinería, aunque resulte poco rentable a corto plazo

El consejero delegado de Petronor, José Manuel de la Sen, recalcó ayer que la planta IGCC es fundamental para el futuro de la refinería de Muskiz, aunque reconoció que la rentabilidad de este proyecto energético no vaya a ser mul elevada a corto plazo por la fuerte inversión que requiere. El proyecto consiste en transformar los residuos de fuel-oil que genera la refinería en gas, para producir con éste electricidad de forma similar a una instalación de ciclo combinado. El presupuesto ronda los 1.100 millones de euros. De la Sen aseguró que Petronor sigue apostando por el proyecto, pese a la retirada de Iberdrola del mismo, 'porque creemos que es la forma de garantizar el futuro de la refinería' y porque, una vez amortizadas las inversiones, la materia prima utilizada asegura una rentabilidad superior a las plantas convencionales de ciclo combinado que utilizan gas natural.

El primer ejecutivo de Petronor subrayó que Repsol, propietario de la empresa, apoya decididamente el proyecto IGCC y adelantó que Texaco será el socio tecnológico. Aseguró también que hay varios posibles socios interesados, entre ellos entidades financieras del País Vasco y otras empresas relacionadas con el sector eléctrico. Pero rehusó darlos a conocer hasta que no se dispongan de todas las autorizaciones administrativas para la planta, que se pretende que entre en funcionamiento en 2007, un año más tarde de lo previsto inicialmente.

José Manuel de la Sen realizó estas declaraciones con motivo de la reunión, ayer, de la junta de accionistas de la compañía, que aprobó la cuenta de resultados de 2001. El pasado ejercicio Petronor obtuvo una un beneficio bruto de 210,8 millones de euros, y un resultado neto de 173,5 millones, un 20,2% menos que el año anterior. La cifra de negocios, 3.108,5 millones, también se redujo un 14% respecto a 2001, debido a la caída del precio del crudo y la reducción del margen de refino unitario.

La producción de la refinería, que en un 75% tuvo como destino el mercado español, alcanzó los 8,6 millones de toneladas, un 5,4% menos que el ejercicio precedente, en parte debido a una parada técnica que se realizó en las instalaciones. Para este año se prevé que se mantenga el beneficio bruto, pese al moderado aumento de la facturación.