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BROTES DE RACISMO EN CATALUÑA

El Ayuntamiento de Premià aparca el proyecto de la mezquita y cede una escuela a los musulmanes

Un grupo de vecinos se opone a cualquier solución para que los inmigrantes puedan rezar

El Ayuntamiento de Premià de Mar ha decidido ceder provisionalmente la antigua escuela Voramar al colectivo musulmán para que la utilice como centro de oración. La decisión, que los próximos días quedará plasmada en un acuerdo, se tomará a pesar de la fuerte oposición que continúan mostrando un grupo de vecinos. El acuerdo implica, como contrapartida, que el colectivo musulmán cede al consistorio los terrenos que tienen en propiedad en la calle de Joan Prim, donde estaba previsto construir una mezquita, aunque eso no implica perder la licencia de obras, sino congelarla temporalmente.

La oposición vecinal se plasmó en la reunión que celebraron el martes por la noche el consistorio y los ciudadanos contrarios a la mezquita. Los que más radicalmente se oponen salieron visiblemente enojados y censuraron la actitud del consistorio. 'Nos han querido pasar la patata caliente para que el problema se concentre en los barrios de arriba del pueblo', aseguró Lluís Sadurrní, portavoz de los vecinos antimezquita y de la Plataforma por Premià (ahora escindida ya de la Plataforma per Catalunya, liderada por el ultraderechista Josep Anglada, de Vic, que ya está empezando a preparar lista electoral para las próximas elecciones municipales en Premià de Mar).

Lo que en tantas manifestaciones se había oído a vecinos anónimos se puso encima de la mesa en la reunión con el consistorio. 'No queremos ninguna mezquita en Premià, ¿no ha quedado claro después de 20 años?', exclamó a gritos Sadurní, tras abuchear a los periodistas a la puerta del Ayuntamiento. Cuando se le preguntó sobre una alternativa para las oraciones de los musulmanes, Sadurní respondió: '¡Podrían ir a rezar a vuestra casa!', en alusión a los periodistas.

Dos de siete asociaciones

Joan Garcia, concejal del PSC en Premià y portavoz de la comisión negociadora, reconoció que durante la reunión con los vecinos no se alcanzó 'el grado de consenso' que habrían deseado. De las siete asociaciones de vecinos presentes, únicamente dos dieron su apoyo absoluto a la propuesta de ceder temporalmente la antigua escuela. Sin referirse a personas concretas, Garcia, que también ejerce de concejal de Servicios Sociales, afirmó: 'Hay quienes, con un tema como éste en el que es tan fácil hacer propuestas que puedan arrastrar mucha gente, están defendiendo intereses distintos a los personales', en referencia a un grupo político que agrupa a los vecinos que más fuertemente se oponen a emplazar a la comunidad islámica en algún sitio de la población. 'Para algunos de los vecinos la voluntad no es encontrar una salida al problema. Hiciéramos la propuesta que hiciéramos, tampoco la aceptarían', dijo Garcia.

La oferta consensuada por la comisión es vista con buenos ojos por la comunidad islámica, a pesar de que se opone a pagar un alquiler como pretende el consistorio. El acuerdo pasa por ceder por un periodo aún por concretar, pero comprendido entre 10 y 15 años, tres de las cuatro aulas de la segunda planta de la antigua escuela Voramar, actualmente en desuso. La cuarta aula acogerá próximamente el futuro Consejo Municipal por la Convivencia. Como contrapartida, el colectivo islámico cedería al Ayuntamiento, a modo de permuta, los terrenos que tienen en propiedad en la calle de Joan Prim. El compromiso se ceñiría a una de las demandas del colectivo: no perder la licencia de obras, congelando durante este periodo el permiso, hasta que se encuentre una solución definitiva.

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'La idea no es llegar a un acuerdo para 15 años y después volver a plantear el tema. Queremos conseguir la estabilidad', explicó Garcia después de la reunión. Los responsables municipales quisieron aclarar que esta propuesta puede cambiarse hasta el día que se firme, que podría ser esta misma semana.

Garcia aseguró que desde que se desató el conflicto ha tenido pleno apoyo de la Generalitat. Sin embargo, se mostró convencido de que 'la dinámica de los hechos, no sólo en Premià, sino también en toda Cataluña, debe obligar a la Generalitat a mojarse más tomando decisiones que ahora adoptan los ayuntamientos'.

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