William Christie ofrece una espléndida versión de 'Las estaciones'
En el auditorio Manuel de Falla, el conjunto Les Arts Florissants, bajo la dirección de William Christie, ofreció anteanoche un espléndido concierto con Las estaciones, de Franz Joseph Haydn. Las voces solistas fueron la soprano coreana Sunhae Im, el tenor escocés Paul Agnew y el bajo canadiense Nathan Berg. William Christie, habitualmente centrado en el repertorio barroco, aborda por primera vez esta obra de madurez de Haydn (el compositor austriaco llegó a quejarse de que tal empeño había agravado su precario estado de salud) con una pulcritud ejemplar y sin otra grandilocuencia que la que pide la obra en algunos de sus momentos altos.
Los solistas, con excelentes voces de color y gusto, complementaron a un coro capaz de empastarse a la perfección con la orquesta. La ejemplaridad y seriedad de Christie quedó patente en su manera de profundizar en el estilo, llegando al clímax en los compases finales, cuando Haydn se acerca, a modo de homenaje, a las maneras vernáculas y veneradas de Händel. La solvencia y facilidad del tenor Paul Agnew se unió a su refinamento, una manera sensible de decir y comunicar que tuvo arias virtuosas y hasta un complaciente dúo con la soprano coreana. El acierto de Christie al seleccionar estos cantantes se une a su sentido de la transparencia y a su manera de entender el pasado desde el presente.
Lejos en el tiempo y en la forma de otros ciclos estacionales muy conocidos, como el anterior de Vivaldi o el posterior decimonónico de Glazunov, Las estaciones de Haydn resulta una obra muy avanzada, que preconiza en muchos aspectos al romanticismo y que tiene dentro la poesía de la gran música, como si cada etapa histórica necesitara tener el suyo. El dramático pizzicato con la soprano que preludia el fin de El verano; el ataque de las trompas en la escena de caza de El otoño y los aires de lejano perfume popular en las canciones de la soprano, hacen de la obra un delicioso fresco bucólico que recuerda una manera de entender el paisaje campestre a la manera de Teniers o de Brueghel el Joven.
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