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Reportaje:Mundial 2002 | España vuelve a caer en los cuartos de final

Esta vez, tampoco

España, en su undécima participación, tuvo el camino más despejado que nunca para hacer historia, pero terminó patinando como siempre

José Sámano

Se mire por donde se mire, España jamás lo había tenido más a tiro en sus 10 participaciones anteriores en un Campeonato del Mundo. Eliminadas Portugal e Italia, precisamente a pies de Corea del Sur, en su zona del cuadro, las semifinales eran lo mínimo exigible a una selección que no se había encontrado espinas por el camino y que tan sólo había tenido que superar a Eslovenia, Paraguay, Suráfrica e Irlanda. Pero ni siquiera así ha podido superar sus propios fantasmas. Su cima sigue estando, pues, en el torneo de Brasil 50 con un cuarto puesto algo ficticio. En la era moderna, en las últimas cinco ediciones, salvo Italia en la de Estados Unidos 94, a España no le han barrido grandes campeones, sino Bélgica (México 86), Yugoslavia (Italia 90), Nigeria y Paraguay (Francia 98) y Corea del Sur, que desde ayer, al igual que Turquía, ya ha tocado el mismo techo que el equipo español. Esta vez, además, España se ha ido del campeonato sin dejar un gran bocado para la retina, en parte por la escasa hidalguía de los adversarios con las que ha tenido que vérselas.

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La primera sonrisa para España llegó con el guiño del sorteo que le envió al único de los ocho grupos en el que no había un campeón mundial o una selección anfitriona, siempre revoltosas. En el tránsito posterior no podría cruzarse hasta la mismísima final ni con Francia, la campeona vigente, ni con Argentina, Inglaterra y Brasil, cuatro gigantes. Los batacazos de Portugal e Italia le pusieron a las puertas de las semifinales tras haber derrotado a cuatro equipos de la clase baja. Pero el cuadro surcoreano le colocó la banderilla cuando la historia le estaba abriendo las puertas de par en par.

España debutó en un Mundial en 1934, en Italia, junto a otros 15 equipos en un torneo disputado desde el principio por eliminatorias directas. Entonces las bolitas no fueron tan relajantes como en Corea y, a las primeras de cambio, al conjunto de Zamora, Ciriaco y Quincoces le tocó Brasil, al que, sin embargo, ganó por 3-1. La fortuna también le sacó la lengua en la segunda ronda. Los anfitriones italianos despidieron en ella a los españoles con un gol del gran Meazza.

La segunda oportunidad llegó 16 años después, en Brasil. Ramallets, Basora, Zarra y Gainza, entre otros, se las vieron de entrada con Estados Unidos (3-1), Chile (2-0) e Inglaterra (1-0). Una ronda inmaculada que dejó para el álbum de oro el 2 de julio, el día de san Telmo tras el tanto de Zarra a Williams. España se clasificó de esa manera para la fase final junto a los primeros de los otros tres grupos: Brasil, Suecia y Uruguay. Los españoles empataron en ella con los uruguayos (2-2), pero fueron crucificados por los anfitriones (6-1) en el que todavía figura en los archivos mundialistas como el segundo partido con una mayor asistencia de público: 153.000 espectadores en el estadio de Maracaná -a la final acudieron 50.000 más, para disgusto de todos ellos por la derrota de Brasil ante Uruguay-, y sucumbieron (3-1) ante Suecia.

Tras no clasificarse para Suiza 54 y Suecia 58, España se matriculó en Chile 62 con su mejor equipo. El Real Madrid dominaba Europa y en la selección brindaban juntos Di Stéfano, Puskas, Gento, Del Sol, Peiró, Collar, Luis Suárez... El primero se lesionó poco antes del torneo y frente a Checoslovaquia, México y Brasil los jugadores de Helenio Herrera sólo obtuvieron una victoria, sobre los aztecas, pese a que los brasileños estuvo contra las cuerdas hasta que Amarildo, sustituto del lesionado Pelé, levantó con dos goles el de Adelardo. Precisamente los brasileños fueron los campeones y los checos los subcampeones.

Como también lo sería el de Inglaterra 66, con Argentina, Suiza y Alemania, que perdería la final ante Inglaterra. El cuadro de José Villalonga, campeón vigente de Europa, hizo el mismo resultado con todos (2-1). A favor con los suizos, pero en contra con el ejército de Rattin y el batallón de Beckenbauer.

Concluida la cita británica, la selección española vivió su destierro más largo de un Mundial, puesto que no regresó hasta 1978, a la tenebrosa finca de La Martona, en Argentina, con Ladislao Kubala al frente. España patinó de entrada con Austria y luego arrancó un empate a Brasil que bien sabe Cardeñosa por qué no fue algo más, pero la victoria final sobre Suecia no le sirvió.

Desde aquel fracaso, España siempre ha estado en los Mundiales, lo que tiene menos valor que en tiempos anteriores. En 1982 organizó el primer Mundial con 24 equipos, cifra que se elevó a 32 hace cuatro años, en Francia. Pero ni por ésas. Tras el ridículo casero, sólo en México 86 dejó cierto rastro de grandeza: desde la injusta derrota ante Brasil -gol birlado a Michel- hasta la tormenta desatada contra Dinamarca. Pero los belgas, en los cuartos, acabaron con la aventura en los penaltis por un fallo de Eloy.

En Italia 90, también a balón parado, pero de falta, el yugoslavo Stojkovic fue el torturador. Antes, enganchado a Michel, el equipo había derrotado a Corea. Lo que no consiguió en el debú con Javier Clemente en Estados Unidos 94 (2-2) antes de que Salinas hiciera de Cardeñosa frente a Italia.

Clemente salió chamuscado de Francia 98 y el testigo llegó a Camacho. Con él la cosa estuvo más fácil que nunca jamás, pero se patinó como siempre. Como sucede desde hace 68 años, tras once ediciones disputadas con otros tantos técnicos y 657 jugadores.

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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