Caldera nombra "mentiroso oficial" a Pío Cabanillas
La jornada de huelga se vivió con intensidad y pasión en el Congreso de los Diputados. Los socialistas utilizaron la tribuna para exigir que se retire el decretazo. El portavoz del Grupo Socialista, Jesús Caldera, en una intervención encendida que levantó el alborozo de su grupo y la indignación del PP, tildó al ministro portavoz, Pío Cabanillas, de 'mentiroso oficial del Gobierno' por proclamar a primera hora que no había existido una huelga general. La presidenta de la Cámara, Luisa Fernanda Rudi, le pidió que retirara la expresión de 'mentiroso mayor del reino', elevando por error el grado de la descalificación. 'No lo retiro porque Cabanillas ha mentido', replicó Caldera.
La presidenta hizo uso de su potestad de eliminar del diario de sesiones esa palabra para que no quede para la historia. En la tribuna estaba el Defensor del Pueblo, el socialista Enrique Múgica, que nunca imaginó lo bien que le vino al PSOE que ayer se debatiera el informe anual de esa institución. Caldera se apoyó en su seguro conocimiento de la precariedad del empleo para resaltar 'la crueldad' de este Gobierno para los colectivos más desfavorecidos. 'Un gobierno que sólo sirve a los poderosos', dijo ya en tono de mitin, acodado en el atril, sin papeles y con el fondo de una bronca monumental de los diputados del PP. Los insultos contra Caldera se escucharon con nitidez, aunque la presidenta no llamó en ningún momento la atención.
Los dirigentes del PSOE continuaron todo el día con ese tono aguerrido. Su secretario de Organización, José Blanco, pidió al Gobierno que 'escuche la voz de la gente' y derogue el decretazo.
La estratagema de Caldera de criticar al Gobierno en el turno de exposición, en teoría, sobre el informe del Defensor del Pueblo, pensada hace días, molestó en el PP. El diputado que intervino sobre el asunto en el hemiciclo, Celso Delgado, calificó de 'patética' la intervención. El portavoz popular en la Cámara, Luis de Grandes, denunció ese 'filibusterismo y piratería' y se sumó al vicepresidente Rodrigo Rato, y al secretario general del PP, Javier Arenas, al interpretar esa 'arenga' de Caldera como una muestra evidente de 'frustración y nerviosismo' del PSOE y, en particular, de Zapatero, al que llamó 'cobarde', por haber perdido ya el apoyo de las urnas y también de la calle.
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