Ni caos ni gente
La terminal del aeropuerto de Palma de Mallorca vivió ayer una jornada excepcional, sin el previsto colapso de pasajeros, al quedar prácticamente vacía: se anuló la mayoría de vuelos y apenas circularon 8.000 personas, en 80 trayectos de los 424 programados. En un día sin huelga habrían transitado 42.000 ciudadanos.
El paro total de los conductores de los 400 autobuses turísticos de Mallorca obligó, a última hora, a la cancelación previa de la mayoría de los vuelos para veraneantes europeos: 85 de Alemania y 76 del Reino Unido no operaron. Los servicios mínimos decretados por el Gobierno balear, de 20 autobuses, sólo rodaron al inicio de la protesta, durante tres horas en la madrugada, para evacuar a los primeros 2.000 turistas llegados al aeropuerto de Palma.
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