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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Línea de demarcación

En el País Vasco y Navarra, las centrales nacionalistas, ELA y LAB, han adelantado 24 horas la jornada de paro para diferenciarse de la convocatoria de huelga general en toda España por parte de CCOO y UGT. Los objetivos de la huelga, según José Elorrieta, secretario general de ELA, primer sindicato en Euskadi, eran la oposición al decretazo, la reivindicación de un marco vasco de relaciones laborales y la denuncia del 'sindicalismo español excluyente'. Tratándose de una iniciativa tan ideológica, el seguimiento fue un reflejo de la sociología electoral de esos territorios: amplio en Guipúzcoa, no tanto en Vizcaya, y escaso en Álava y Navarra.

Las actuaciones coactivas de algunos piquetes, con episodios que se inscriben directamente en el ámbito de la violencia, constituyen un ejemplo de lo que deben evitar hoy los dos sindicatos mayoritarios en su gestión de la huelga general. No están exentos de razón CC OO y UGT cuando invocan un cierto estado de indefensión ante las resoluciones de los tribunales, que en la mayoría de los casos han aplazado su decisión sobre los servicios mínimos. Incluso en aquellos casos en los que había precedentes de otras sentencias. De esta forma la Administración se convierte en juez y parte del conflicto sin que, a falta de una ley específica, quepa un arbitraje independiente. Sólo los tribunales superiores de Galicia y la Comunidad Valenciana han modificado a la baja algunos de los servicios fijados en esos territorios.

Los sindicatos nacionalistas vascos agrupan a un 55% de los enlaces sindicales de Euskadi con un reparto muy irregular en las tres provincias. El paro alcanzó ayer al 60% de la industria en Guipúzcoa, según datos reconocidos por la patronal, y sólo un 20% en Älava. En Vizcaya, el resultado fue más dudoso, con paralización forzada de grandes almacenes y pequeño comercio y retirada de los autobuses y suspensión de algunos trenes tras registrarse sabotajes y coacciones diversas.

Según el secretario general de ELA, José Elorrieta, lo de ayer era 'un ensayo general del proceso soberanista' y 'ha salido bordado'. En su balance no hubo mención alguna a la actuación violenta de piquetes en Bilbao y San Sebastián, y sí una referencia al carácter 'nacional y de clase' de la movilización. La idea de una clase escindida por razones nacionales y entre cuyos motivos de movilización figura el de combatir a otros sindicatos es una aportación insólita de Elorrieta a la historia del sindicalismo. A él se debe también la idea de que el Estatuto de Gernika estaba muerto, punto de arranque de la dinámica rupturista con las instituciones y de la estrategia de frente nacionalista que condujo a Lizarra. Y aunque los asesinatos de ertzainas y funcionarios de prisiones afiliados a ELA provocaron la ruptura de la unidad de acción de esa central con LAB, expresión sindical de Batasuna, a la vista está que la unidad sigue funcionando contra el enemigo común españolista.

La doble convocatoria permitirá comparar el grado de seguimiento de cada bloque sindical, pero también debe establecer una clara línea de demarcación en el recurso a métodos coactivos para que los trabajadores se adhieran al llamamiento de una huelga general.

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