_
_
_
_
Reportaje:Mundial 2002 | De la tristeza japonesa a la alegría turca

Los turcos pasean su orgullo

Los emigrantes llevan la fiesta de su país a Alemania, Holanda y Francia

La fiesta por el histórico triunfo de Turquía sobre Japón se celebró por todo lo alto en media Europa. En Ankara, Estambul y todas las ciudades turcas, pero también en Berlín, Amsterdam, Rotterdam o Estrasburgo. Muchas ciudades centroeuropeas fueron escenario de la alegría de la afición turca. Bocinas, banderas, cánticos...

La comunidad turca en Alemania, con una población estimada de 2,5 millones de personas, se hizo sentir en las calles de Berlín y otras localidades.

Miles de hinchas, extasiados, bloquearon las calles de la capital germana y se produjeron altercados en algunos bares y cafés de los vecindarios turcos de Kreuzberg y Wedding. Cientos de jóvenes turcos, enfundados en camisetas rojas, festejaron la victoria asomando medio cuperpo por las ventanillas de los coches, blandiendo sus banderas y haciendo sonar los cláxones de los automóviles. 'Hemos esperado 50 años para esto', dijo un hombre de 30 años mientras enarbolaba una bandera en una calle de Kreuzberg. Muchos coches se dirigieron a la principal calle de tiendas berlinesa provocando un gran atasco. Las escenas se repitieron en muchas otras ciudades alemanas. Berlín es la que acoge la comunidad más grande de turcos fuera de su país, unos 200.000, y la mayoría conserva su nacionalidad.

Más información
'La aventura ha tocado a su fin'
La revolución de Gunes
El turco que adora a Stephen King

Alemania también se ha clasificado para los octavos de final del Mundial, pero las celebraciones fueron mucho más silenciosas en comparación. Algunos jugadores del combinado turco son nacidos en Alemania, incluyendo al goleador de ayer ante Japón, Umit Davala.

'Nosotros nos ganamos el pan aquí y sentimos algo por Alemania', dijo uno de los aficionados turcos. Otros piensa que todo obedece a una conspiración política. 'Está todo previsto. A Estados Unidos se le regalará la Copa después de lo del 11 de septiembre', declaró Muhtar Karaer, de 28 años.

En Turquía, hasta el primer ministro, Bulent Eceveit, que los últimos días se había retirado de la actividad pública debido a su precario estado de salud, apareció ante las cámaras de televisión para felicitar a los jugadores.

En una entrevista concedida al canal de televisión NTV, Eceveit destacó la actitud de los aficionados japoneses, que, pese al dolor por la derrota, aplaudieron en el campo al combinado turco. 'Fue un partido deportivo y civilizado. Comparto el orgullo y la felicidad que ahora siente la nación', apostilló.

La felicidad turca se plasmó en los cientos de miles de personas que se congregaron en las principales plazas de Ankara y Estambul, donde las banderas flamearon en el cielo mientras se comenzaba a soñar con las semifinales.

Los aficionados expresaron su deseo de 'vengarse' de Brasil, en una hipotética semifinal, de la derrota que ese cuadro infligió a Turquía en la primera ronda con un gol de penalti injusto.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_