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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Accidente

El lunes 3 de junio fui atropellada en la avenida de la Ilustración, al lado del centro comercial de La Vaguada. Quiero dar las gracias a toda la gente que me ayudó. Al señor que llamó a la policía y al Samur, a los que se quedaron conmigo para que no me diera el sol y sobre todo a la chica que se sentó detrás de mí en el asfalto para que yo utilizara su cuerpo de apoyo. No tuve la oportunidad de darles las gracias allí. También quiero agradecerle al Samur, que me trataron muy bien y ayudaron a tranquilizarme. También a la señora que me atropelló, por todo su apoyo e interés después del accidente.

Ahora, el lado negativo: he vivido en Londres toda mi vida (soy hija de emigrantes gallegos allí) y, aunque España me encanta y adoro a la gente, no paro de sorprenderme de lo mal que conducen los españoles. Me he fijado en muchas ocasiones en que después de ponerse el semáforo en rojo pasan hasta cuatro coches. El accidente ocurrió porque, aunque el semáforo estaba en verde para los peatones, estaba en ámbar intermitente para los coches. Este tipo de semáforo, en Londres, donde los conductores son mucho más prudentes, es prácticamente inexistente; sin embargo, aquí, donde los conductores ni siquiera paran cuando el semáforo está en rojo, los están poniendo en cada esquina.

Me gustaría hacer dos llamamientos. A los propios conductores: que conduzcan con más prudencia y que se acuerden de que no son los únicos en la carretera, y que saltarse un semáforo puede significar una muerte. El otro llamamiento es a los responsables de colocar los semáforos en las calles madrileñas: que paren de colocar este tipo de semáforos porque, aunque sobre papel sea muy buena idea, si salen a la calle se darán cuenta de que son, como dicen los ingleses, 'un accidente a punto de ocurrir' (An accident waiting to happen).

Yo tuve la suerte de poder contarlo. El siguiente a lo mejor no es tan afortunado.

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