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Bieito dirige una corrosiva versión de 'La ópera de cuatro cuartos'

El éxito de Bertolt Brecht y Kurt Weill abre el Grec de Barcelona

Calixto Bieito promete una excitante noche de inauguración del Festival Grec 2002 de Barcelona, el 25 de junio, con su montaje de La ópera de cuatro cuartos. El director, que reivindica con pasión el espíritu 'canalla, gamberro y corrosivo' del más grande éxito teatral de Bertolt Brecht y Kurt Weill, quiere sacudir la conciencia del público con un corrosivo retrato de las miserias de la sociedad de consumo ambientado en una tómbola. El espectáculo, dirigido musicalmente por Lluís Vidal, podrá verse en el Festival de Otoño de Madrid tras su paso por Tarragona, Salamanca y Las Palmas de Gran Canaria.

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'Me fascina la música de Kurt Weill, con su mezcla explosiva de estilos y, de hecho, su partitura es más importante que el libreto de Brecht, que posee un importante componente gamberro y un contrapunto melancólico delicioso en la música', explica Bieito, subrayando 'la dimensión satírica, burlesca, esperpéntica de la obra'.

A la hora de enfrentarse a un clásico que, desde su estreno en 1928, revolucionó el teatro musical, Bieito ha seguido fielmente el objetivo que persigue en todos sus montajes: 'Buscar una idea para lograr que el público vea la obra como si fuera la primera vez, que sea un nuevo estreno que recupere el significado original. Y esa idea ha sido utilizar una tómbola, no como simple decorado, sino como escenario real, porque el mundo es una tómbola'.

Bieito tenía claro que, con cantantes de ópera, la obra de Brecht y Weill no funciona bien. 'Se necesitan actores que canten, que tengan instinto y sentido musical, y es una elección fiel a la tradición de la obra', asegura. Boris Ruiz y Cecilia Rossetto, en los papeles de Mackie y Jenny, Lidia Pujol, Roser Camí, Carles Canut, Carme Sansa y Mingo Ràfols encabezan el extenso reparto del montaje, una coproducción del Grec, Salamanca 2002, el Teatro Cuyàs de Las Palmas y Focus, con un presupuesto de más de 600.000 euros.

Bieito ve a Mackie como una persona que 'decide blanquear su dinero y su vida y acaba siendo víctima de su ambición'. La galería de mendigos, prostitutas y policías corruptos que desfilan en la obra, todos buscando un golpe de suerte que cambie su destino, son un muestrario de la marginalidad urbana, algo que siempre ha atraído a Bieito. 'No busco la provocación en mis montajes, pero si en la obra los personajes tienen un lenguaje vulgar o sueltan tacos, no hay que eliminarlos, no tiene sentido, porque definen su personalidad', comenta. 'Lo que no he pretendido es hacer un montaje sobre la vulgaridad. Pero tengo claro que la obra es una denuncia de la explotación del hombre y del negocio de la prostitución. Y ésos son temas vigentes en nuestra sociedad', asegura.

El director insiste en que lo más importante no es la provocación, aunque muchos de sus montajes han levantado polémica. 'Me gusta la libertad que da el teatro y mi meta siempre es hacer un espectáculo que emocione, no aburra y no deje indiferente al público'.

Calixto Bieito, agachado, junto al equipo artístico de <b></b><i>La ópera de cuatro cuartos.</i>
Calixto Bieito, agachado, junto al equipo artístico de La ópera de cuatro cuartos.MANOLO S. URBANO
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