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El ONCE juega con fuego

Beloki ganó la etapa de Arrate, pero Zarrabeitia salvó el triunfo final por sólo 11 segundos

Hubo chispas en Arrate. La trayectoria anterior de Mikel Zarrabeitia, con su incontestable triunfo en la contrarreloj de Mendaro, anunciaba un final de calma chicha en la Bicicleta Vasca. Todo lo contrario. Joseba Beloki puso la emoción en la etapa y tiró por la ventana unos cuantos fantasmas que se le habían asomado en los últimos días. Raimundas Rumsas, el lituano escondido, vencedor el año pasado de la Vuelta al País Vasco, enseñó por fin sus garras y puso toda la fiereza y el incentivo que parecía faltarle a la última etapa. Y el ONCE en su conjunto colaboró encendiendo la caldera. Se veía tan superior (con tres corredores instalados entre los cuatro mejores de la clasificación general) y se sentía tan invencible que jugó con fuego. No se quemó por tan sólo 11 segundos, una minucia en ciclismo.

La etapa partía con los 27 segundos que Zarrabeitia sacaba de ventaja a Rumsas, y con el corredor de Abadiño escoltado por todo el ONCE al completo. Así que el equipo quiso acabar la carrera con una traca. Beloki se ganó el derecho a probar sus fuerzas. Por algo es el jefe. Buscó desde lejos el triunfo de la etapa. En su aventura, encontró seis compañeros, algunos tan extraños como Martín Perdiguero u Óscar Freire, dos sprinters que nada tenían que decir en una jornada con ocho puertos. Otros eran más fiables, como Cuesta (Cofidis), Koldo Gil (iBanesto.com), Palumbo (De Nardi) y Capitán (Relax). Más tarde se añadió Mancebo, del iBanesto.com.

Joseba Beloki tenía el corazón encogido desde el jueves. Estaba totalmente seguro de que su preparación para el Tour iba sobre ruedas, salvo un contratiempo por una lesión en el tendón de Aquiles, y de repente le asaltó una inesperada pájara en el alto de Lamindano. Allí perdió la Bicicleta Vasca y también buena parte de sus vibraciones positivas. Así que se decidió a abrir el melón en Arrate. Él probaría y, aunque se arriesgaba a un nuevo fiasco, no podía engañarse a sí mismo. El experimento le salió perfecto. Ganó la etapa, un detalle que ayuda mucho para el Tour. Pero además es importante el cómo. Dejó atrás a sus acompañantes en el penúltimo puerto, en Azurki, con 30 kilómetros de carrera por delante. Entonces, se activó un intento de caza del iBanesto.com, que también quería la etapa y puso en danza a tres de sus mejores corredores: Mancebo, Koldo Gil y Blanco. Era una contrarreloj individual frente a otra de medio equipo. Por supuesto, los banestos recortaron tiempo, pero Beloki nunca cedió menos de medio minuto. Una proeza. Santi Blanco llegó en teoría más fresco al último puerto, a la subida a Arrate. Sin embargo, Beloki completó una ascensión más rápida. En siete kilómetros le aventajó en 40 segundos. Nadie fue capaz de atraparle. Un excelente test para julio, en los Alpes y los Pirineos franceses.

Pero por detrás se desencadenó una batalla inesperada. El ONCE, con su apariencia intimidatoria, no dejaba hueco a la sorpresa. Lo controlaba aparentemente todo. Pero en esto, Rumsas, solo por completo, sin un lampre que le ayudara, se lanzó al ataque. No fue un zarpazo, sólo una arrancada sostenida. Parecía condenado al fracaso. Sólo sacaba unos metros. Detrás, muchos maillots amarillos. Sin embargo, el panorama se oscureció. Cedió uno y otro del ONCE, y Serrano, y Azevedo. Y Zarrabeitia, sufriendo, con el rostro crispado, se quedó atrás. 8 segundos, 11, 15... Aquellos 27 segundos empezaron a parecer algo cercano. Encogieron. Al líder sólo se le abrió el cielo cuando llegaron en su ayuda el francés Fritsch y, sobre todo, David Etxebarria, su vecino de Abadiño, el que gracias a Zarra ganó la víspera en el primer sector. Ellos le ofrecieron sus ruedas y su auxilio, y el ciclista del ONCE, aunque reventado, salvó el maillot azul, el de líder. Son las ventajas de tener un carácter generoso. Los antiguos favores fabrican futuras amistades. Por fin, Zarrabeitia tuvo un día de suerte, de la buena.

Etapa Iurreta-Arrate (148 kms.): 1.- J. Beloki (ONCE), 3h 59m 8s. 2.- S. Blanco (iBanesto.com), a 1m 13s. 3.- R. Rumsas (Lampre), a 1m 25s. Clasificación general: 1.- M. Zarrabeitia (ONCE), 19h 44m 33s. 2.- R. Rumsas (Lampre), a 11s. 3.- J. Azevedo (ONCE), a 49s.

Un nombre para apuntar

La Bicicleta Vasca acostumbra a sacar a la luz a ciclistas con futuro. Hace dos años, Haimar Zubeldia, un guipuzcoano del Euskaltel con una planta espectacular, sorprendió con su victoria. Era todavía un chaval y su equipo encontró en él un líder prematuro, aunque no ha rematado su progresión. Está en fase de reciclaje. Este año, los directores de los equipos han apuntado otro nombre: Iker Camaño, un ciclista que ha encontrado la salida profesional en un equipo suizo, el Phonak. Su director, Álvaro Pino, prefiere llevarle 'escalón a escalón, no de cuatro en cuatro'. Pero Camaño (Santurtzi, 1979) se empeña en dar pasos de gigante. Su fuerte es la contrarreloj. Es el actual campeón de España sub-23 en esa especialidad, pero se defiende en los demás terrenos. En la crono de Mendaro, con el alto de El Calvario por medio, marcó el segundo mejor tiempo en la cima, tras Zarrabeitia. Un pinchazo y una caída le privaron de un mejor resultado. Ha acabado décimo en la general.

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