Interior detecta un mayor uso de armas de fuego entre delincuentes
La policía y la Guardia Civil requisaron en tres años 2.110 pistolas y escopetas
Los policías y guardias civiles que combaten la delincuencia han observado en los últimos dos años un incremento de la violencia en la comisión de los delitos. La mayor agresividad se ha traducido en un aumento del uso de armas de fuego, especialmente de pistolas de los calibres 7.65 y 6.35, que pueden adquirirse en círculos marginales por entre 90.000 y 150.000 pesetas. 'Hace pocos años, un tiroteo era algo exótico, y ahora es casi normal', alegan fuentes de ambos cuerpos.
El diagnóstico de la Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía y de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil coincide: cada vez son más los delincuentes que trabajan, además de con 'la recortada de toda la vida', con armas cortas. Unas son verdaderas y otras, simuladas o detonadoras, baratas, fáciles de comprar (por 30 euros) e indistinguibles a simple vista. En los últimos tres años han sido requisadas 2.110 armas de fuego, aunque el número ha ido cayendo año tras año. 'Afortunadamente, salvo casos esporádicos, aún no se nos enfrentan a tiros, pero se matan entre ellos con frecuencia', precisan.
'No se puede decir que en España haya un mercado ilegal de armas estable, pero se pueden comprar', afirma la policía. 'Una pistola de pequeño tamaño, como un 7.65 o un 6.35, se puede comprar por entre 540 y 900 euros, pero para una pistola de 16 tiros, un nueve largo, hay que soltar 1.800 euros y te la dan con dos cargadores y 25 cartuchos', afirman en el instituto armado.
Las armas entran mayoritariamente por la frontera de Portugal, una país con una cultura de las armas muy diferente, donde se registran unas 100.000 armas al año. 'Hay un pueblo en el norte de Portugal, llamado Chaves, en cuyos alrededores es relativamente fácil comprarse una pistola. En enero entró de Portugal un camión con mercancía diversa, entre la que había 94 pistolas sin protección. Lo robaron cerca de Barcelona y ahora sabemos que esas pistolas están en el barrio de la Mina de la capital catalana', asegura la UCO.
Los mercados tradicionales de armas están situados, según las fuentes consultadas, en el puerto de Amsterdam, en la antigua Yugoslavia, en Andorra y en Portugal. 'La supresión de fronteras permite que un delincuente cuele por la frontera alemana un paquete de armas en un coche y lo traiga hasta España sin más', afirman en la UCO, 'pero aún no he visto delincuentes que lleven aquí un [fusil ametrallador] AK-47 o lanzagranadas, que sí se ven en Francia'.
La delincuencia, además, se nutre de armas robadas en domicilios de cazadores, militares o miembros de los cuerpos de seguridad. 'Dos de las armas usadas en el tiroteo del barrio de las Mimbreras de Madrid, donde murieron dos personas el 30 de mayo, habían sido robadas en pisos', asegura la policía. 'Pero entre el colectivo gitano, la tenencia de armas es algo tradicional', matizan.
La mayor agresividad ha venido de la mano de los delincuentes extranjeros, según ambos cuerpos. 'Ha subido mucho el nivel de agresividad, sobre todo en las bandas de delincuentes extranjeros, ojo, delincuentes, que no son de los miles de inmigrantes que vienen a trabajar', aseguran fuentes policiales. 'El 80% del trabajo contra la delincuencia violenta está concentrado en las bandas extranjeras', afirman ambos cuerpos.
La Policía y la Guardia Civil coinciden en que esos delincuentes vienen de países, como Colombia, 'donde la vida vale poco'. 'Ellos tienen una cultura de la violencia que trasladan allí donde se van a vivir', explica un policía especializado en la delincuencia violenta que recuerda una visita a la policía de Bogotá: 'Me pasaron el parte de novedades de un sábado: habían tenido 16 muertos a tiros'.
Los colombianos, algunas bandas del Este y un importante grupo de alucineros españoles (como pare de los 200 que viven en el barrio madrileño de Pan Bendito) disponen de armas. Y las usan. 'Saben que con un cuchillo la gente puede resistirse pero con una pistola, no'. La última banda capturada, formada por ocho colombianos, había entrado en un domicilio con cuatro pistolas. Una era un nueve largo robada en casa de un militar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.