Fútbol y tenis 'roban' el entusiasmo a la campaña electoral
Nunca Francia había conocido una campaña electoral que despertase menos entusiasmo o polémica. Todo el mundo coincide en ello, pero no a la hora de analizar las causas. Es fácil decir que el proverbial entusiasmo galo por la política es soluble en el deporte y que nunca unas elecciones habían coincidido con unos mundiales de fútbol -y con la selección defendiendo el título de campeona- y con el torneo de tenis de Roland Garros. Sin duda, el muslo de Zidane influye en la temperatura política del país.
La falta de vitalidad de la campaña viene del interés de casi todo el mundo por pasar desapercibido. El actual Gobierno, y en concreto su primer ministro, Jean Pierre Raffarin, se ha negado a intervenir en debate televisivo alguno. Ha insistido mucho en su condición de 'hombre del terreno', es decir, que conoce de cerca los problemas, que mantiene una actitud pragmática respecto a ellos y que considera una pérdida de tiempo el debate ideológico. Su carta es la del tipo sensato de provincias contra el sabelotodo de París. Raffarin tiene una fórmula mágica, modelo de sencillez y supuesto sentido común: 'Se gobierna siguiendo la regla de los tres tercios: un tercio de escucha, un tercio de trabajo legislativo y un tercio de iniciativas de urgencia'.
Los socialistas pagan ahora cinco años de cohabitación y de tratar al presidente Chirac como el 'jubilado mejor pagado de Francia'. Para que el presidente no vuelva a ser un 'jubilado', las elecciones han de darle una mayoría parlamentaria coherente y socialistas, comunistas y ecologistas saben que la suya no lo sería.
La retirada de Lionel Jospin ha dejado la izquierda sin líder. Y no tener líder equivale a no tener capacidad para revisar el programa, so pena de abrir una guerra en el interior del propio campo. Eso también frena cualquier discusión y las aplaza hasta el 17 de junio.
La televisión, la radio y la prensa no han tenido ningún enfrentamiento político que narrar. Raffarin, a pesar de su aspecto de fajador, es un rey de la esquiva y hoy es presentado como el 'primer anestesista de Francia'.
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