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Crítica:CANCIÓN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Del Alghero a Grecia

Alghero: territorio al noroeste de la isla de Cerdeña en el que hay presencia de catalanes desde el medievo y donde alrededor del 10% de la población -de un total de 42.000- conserva su idioma de origen. De allí procede Franca Masu, que se definió como mujer sarda, catalana y mediterránea. Una sorpresa musical agradable. Era la primera vez que se presentaba en Madrid y trajo con ella los sueños y fatigas de los pescadores de aquel rincón de Cerdeña. Canciones de mar y viento, de mujeres que perdieron a sus hombres devorados por las olas, de un microcosmos marinero que ella canta con voz clara.

Franca Masu se dedicó al jazz durante años hasta que un concierto de Maria del Mar Bonet la decidió a abordar la renovación musical de unas tradiciones en pleno declive. Y lo intenta, sin olvidar el jazz, a partir del fado portugués -presente en inflexiones vocales- o sonidos napolitanos -perceptibles en una delicada serenata-. El resultado puede escucharse, caso de encontrar el disco, en El meu viatge.

Nena Venetsanou / Franca Masu

La voz de la mujer mediterránea. Nena Venetsanou (voz), Tzèni Dourou (percuión), Manos Avarakis (flautas, armónica), Stavros Agianniotis (guitarra) y Vivi Geka (bouzouki). Franca Masu (voz), Mark Harris (piano, teclados), Andreu Ubach (percusión), Paolo Alfonsi (guitarra) y Salvatore Maltana (contrabajo). Teatro Albéniz. Madrid, 7 de junio.

Mediterránea es también Nena Venetsanou. Esta cantante y compositora ateniense, que colaboró con Lluís Llach en Un pont de mar blava y a la que 14.000 personas vieron en el Palau Sant Jordi de Barcelona, junto a Maria del Mar Bonet, se hace acompañar de cuerda y percusión ligera, y de una inesperada armónica.

Venetsanou entronca con el trabajo de uno de los compositores más ilustres del Mediterráneo oriental: Manos Hadjidakis. Canción aliada a la poesía, y a un pensamiento refinado, con ansias de libertad. Por eso canta a Theodorakis y Mamangakis, a Éluard y García Lorca, a Safo y a poetisas helenas de los años treinta. Combina la técnica clásica -que aprendió en París de Irma Kolassi- con el canto más popular, en un estilo sobrio de decir canciones. Con una voz de contralto teñida de melancolía, que prefiere seducir a impresionar.

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