El arte del Barroco se asoma a Vitoria en los lienzos del Greco, Rivera o Murillo
'Luces del Barroco' recorre la pintura del siglo XVII de forma didáctica
Están todos excepto Velázquez. La exposición Luces del Barroco. Pintura y escultura del siglo XVII en España recoge obras de El Greco, Zurbarán, Murillo, Ribera o Claudio Coello, recabadas en las principales colecciones privadas y públicas de España. La muestra, organizada por la Caja Vital con la colaboración de la Diputación de Álava, permanecerá abierta al público hasta el próximo 10 de julio.
La ausencia del gran maestro sevillano obedece al deseo expreso de los organizadores de realzar la obra de otros pintores contemporáneos de Velázquez que colaboraron en la calificación del XVII como Siglo de Oro. Es una selección que obedece a fundamentos académicos y didácticos, en la que se puede seguir el trabajo de las distintas escuelas que convivieron en aquella centuria.
La exposición muestra la evolución desde el Manierismo hasta el Barroco, con obras imprescindibles en el catálogo de El Greco, como La Sagrada Familia con Santa Ana y San Juanico. Pero también hay espacio para sorpresas, como La Adoración de los Reyes Magos, de Herrera El Viejo, que se expone por primera vez, después de que fuera descubierta en el Seminario Diocesano de Vitoria.
Ésta es una de las aportaciones de esta muestra, que se completa con un cuidado catálogo, prologado por el catedrático de la Complutense Fernando Tabar, entre otros. Además, el volumen cuenta con una ficha individual para cada una de las 57 piezas.
Luces del Barroco ha tenido una cuidadosa selección, acompañada de las más meticulosas medidas de seguridad, para trasladar las obras procedentes del Museo de Bellas Artes de Sevilla o del Patrimonio Nacional. En este último caso, con Los desposorios de la Virgen de Vicente Carducho, la obra llegó a Vitoria protegida por una dotación de la Guardia Civil y acompañada por un especialista de Patrimonio que supervisó la colocación del cuadro.
El recorrido de la exposición se reparte en cinco apartados: las escuelas toledana, madrileña, valenciana y andaluza, y una pequeña referencia a la escultura. Entre los creadores de Toledo, además del predecesor El Greco, se puede disfrutar de obras como La ronda de pan y huevo, de Luis Tristán.
Los de Madrid cuentan con representantes de la relevancia de Antonio Ponce, famoso por sus bodegones, especialidad en la que compitió tanto con Juan de la Vega como con Juan Arellano. Este último fue el más famoso y prolífico pintor especialista en flores de la Escuela de Madrid en el siglo XVII.
La exposición también reivindica a pintores que hasta ahora habían permanecido en la sombra, como Juan Bautista Martínez del Mazo, eclipsado por su famoso mentor y suegro, Velázquez. De Mazo se recogen dos óleos: los retratos de Mariana de Austria y de doña Isabel María de Azcáraga, que muestran su clara deuda con el maestro. Madrileño es también Claudio Coello de quien se incluye su Santa María Magdalena, procedente de la colección Lladró, uno de los mecenas privados que cuenta con mayor presencia.
La escuela andaluza incluye al imprescindible Zurbarán, con tres obras, y a Bartolomé Esteban Murillo, dos de los pintores más importantes en la pintura religiosa de este periodo. Y en cuanto a la pintura profana de esta escuela, merece la pena reseñar El vendedor de vino, de Núñez de Villavicencio, una pieza que recrea una escena infantil, tan habitual en aquel tiempo.
De Valencia, el referente es Ribera, presente en la muestra con dos obras, de las que destaca un impresionante San Andrés.
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