Los 50 magníficos del corralito
Si los resultados en los Mundiales se decidieran en proporción al número de seguidores que acompañan a cada equipo, Inglaterra vencería a Argentina hoy 8 a 1. No es por falta de ganas, sino debido a la gravísima crisis económica. Por eso son tan pocos los habitantes del país que más en serio se toma el fútbol en el planeta que hayan podido llegar a Sapporo a presenciar el gran clásico intercontinental. La mayoría de los 800 o 900 argentinos que se esperan hoy en el estadio residen en Europa, en Estados Unidos o en el propio Japón. ¿Cuántos argentinos han hecho el viaje desde la misma Argentina, ya que el peso ha perdido cuatro veces su valor contra el dólar desde diciembre?
'Y...ponedle 50, como mucho', contesta Ángel Castro. 'Y, sí, como mucho', asiente Carlos Carrai. Ángel y Carlos son dos de los 50 magníficos que lograron saltar el corralito y embarcar en la gran aventura japonesa. Ángel pagó por el billete antes del desplome del peso. Carlos lo consiguió abonando la cuarta parte del precio normal a través de una azafata amiga. Las entradas para los tres primeros partidos de Argentina las consiguieron hace tiempo por Internet. 'Se podría decir que venir es un poco irresponsable por nuestra parte', dice Ángel, 'pero bueno, es el Mundial, ¿no?' 'Sí, es verdad', dice Carlos, cuya mujer está esperando su primer hijo, 'pero estamos haciendo todo lo que podemos para gastar lo mínimo'.
¿Cómo? 'Llegamos a Tokio -estamos viajando cuatro juntos- y pedimos una habitación para dos', explica Carlos. 'Entramos dos. Y más tarde, sin que se enteren en el hotel, dos más. Dormimos dos en la misma cama'. ¿Y para comer, ya que Japón es carísimo? 'Hay muchos negocios que están abiertos las 24 horas', cuenta Carlos. 'Vamos allá y compramos provisiones'.
Lo admirable es cómo se las han apañado, lo rápido que han aprendido a moverse en un país donde casi nadie habla español ni inglés, y las letras son indescifrables. Se enteraron, por ejemplo, de que existe un ferry que hace el viaje de 900 kilómetros de Tokio a Sapporo por 50 dólares, la décima parte de lo que costaría en avión.
Fotos con los ingleses
¿Y mereció la pena? 'Sí, ¡toda la vida! Vamos a ver Argentina contra Inglaterra en un Mundial. Ése partido es lo máximo. Ni un Argentina-Brasil se puede comparar'. En aquel momento se acercan cuatro fans ingleses. Ángel y Carlos van vestidos con la camiseta de la albiceleste. 'Perdonen', dice uno de los ingleses, '¿les importaría hacerse una foto con nosotros?' Encantados, Ángel y Carlos posaron con los ingleses.
'Yo estuve en el Mundial del 98', dice Ángel después de la sesión de fotos, de darse la mano con sus nuevos amigos. 'Fue terrible. Teníamos tanto miedo de los ingleses que, en serio, nos quitamos la camiseta argentina porque teníamos pánico'. 'Ahora es otra cosa. Los ingleses acá son muy buena gente. La otra vez era una cosa política, o ¡qué se yo! Ahora lo que hay es ambiente de fútbol'.
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