'No me conformo con copiar el modelo estadounidense'
El fenómeno Diana Krall está despertando una inusitada actividad en el ámbito de las nuevas cantantes de jazz. Y no sólo en la cuna del género, Estados Unidos, sino también en países que normalmente no cuentan en los pronósticos. Silje Nergaard procede de Noruega: 'Un lugar frío con pocas horas de luz', dice la cantante. 'Allí no podemos ir mucho a la playa, de modo que tenemos tiempo de sobra para pensar y crear'.
Todo ese trabajo de puertas adentro ha fructificado en un creciente interés hacia sus discos, en especial hacia el más reciente, At first light (EmArcy-Universal). En España, se la podrá escuchar en vivo en Barcelona (Luz de Gas; hoy) y Madrid (Sala El Sol; mañana). El Festival de Vitoria también la ha incluido (20 de julio) en su cartel de este año.
'En el 'hip hop' y en la música electrónica se están haciendo cosas valiosas'
Silje Nergaard se dio a conocer a los 16 años cuando se atrevió a unirse a una sesión informal en la que participaban algunos músicos de la banda del añorado Jaco Pastorious. 'Hasta poco antes mis ídolos habían sido Abba y otros grupos nórdicos de pop', recuerda Nergaard, 'aunque mis padres tenían una buena colección de discos, y en mi casa siempre estaban sonando Ella Fitzgerald o Astrud Gilberto, entre otros'.
Aquella segunda influencia debió de calar profundamente en la aprendiza, porque su estilo fue derivando hacia el jazz dentro de una línea, entre zalamera y ensoñadora, próxima a la sugerente fragilidad de maestras como Blossom Dearie en el ámbito del jazz o Rickie Lee Jones en el del pop. Esa forma de cantar, que habría seducido al mismísimo Nabokov, interesó también a Pat Metheny, quien la recomendó efusivamente al productor Richard Niles. A partir de ahí, los acontecimientos se precipitaron: Tell me where you're going, su canción de estreno con el sello Lifetime, entró en el Top 40 de las listas británicas y ocupó el número uno de ventas en Japón durante dos semanas.
Nergaard no sabe muy bien a qué se debe la exuberante eclosión de artistas nórdicos creativos durante estos últimos años. 'Creo que es porque queremos hacer algo definitivamente distinto', explica. 'No nos conformamos con copiar el modelo estadounidense. Nos interesa desarrollar el jazz, llevarlo un paso adelante. Me parece fantástico que se evite la repetición constante y rutinaria, aunque sea de todas las maravillas que se hicieron en los buenos tiempos. Me da la sensación de que en Estados Unidos están un poco estancados. Por supuesto, allí también hay grupos que investigan, pero muchos músicos a lo único que aspiran es a sonar jazzy. Y eso no es suficiente'.
A la cantante noruega no le preocupa qué etiqueta específica colgarán a su estilo. 'Me interesan otras músicas, en particular la portuguesa y la brasileña', asegura, 'y estoy convencida de que en el hip hop y en las diferentes variantes electrónicas se están haciendo cosas valiosas'. De hecho, el enfoque vocal de Nergaard suele añadir ciertos matices pop. 'Me parece una forma de acercar el jazz al público más joven', continúa. 'Ellos proceden de otras músicas y no saben muy bien lo que es una buena melodía. Por otra parte, a mis conciertos también acuden aficionados maduros que quieren estar al día en las corrientes actuales'. Lo que podrán escuchar unos y otros en los conciertos de Nergaard es una colección de composiciones propias y algún standard al que, en sus propias palabras, 'pueda aportarle algo personal, un aire nuevo'.
Con sincera cortesía, Silje Nergaard piropea a sus colegas Diana Krall y Cassandra Wilson, pero cuando se le piden nombres de cantantes con los que le gustaría grabar a dúo la respuesta se inclina por Stevie Wonder y Sting. 'Sé que es difícil pero, quién sabe, cada vez surgen más oportunidades para el tipo de música que hago'.
Babelia
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