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Crónica:Grupo B | Mundial 2002 | España arranca con triunfo
Crónica
Texto informativo con interpretación

'Que Casillas se eche a temblar'

Chilavert, el capitán de Paraguay, menosprecia a España y calienta el choque del viernes

Diego Torres

Por su cráneo recién afeitado y la enorme masa de su torso, lo cierto es que José Luis Chilavert, el ex portero del Zaragoza, recuerda al actor norteamericano Marlon Brando en la películo Apocalypse now.

El golero paraguayo se dio ayer al mediodía un paseo por la playa de Haeundae. A pleno sol o en los pasillos del hotel en el que se aloja con su selección, ver a este guaraní de cerca de 100 kilos de peso es una experiencia emocionante. Elusivo como un animal salvaje, educado y distante por la experiencia que le dan sus 37 años de edad, sorprendió, aunque sólo fuera en parte, que el líder patriarcal de Paraguay no fuera capaz de reprimir un impulso primitivo por la lucha territorial.

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Cuando alguien le preguntó por las palabras que ha dedicado a la selección española -ha dicho de ella que, en realidad, se trata de un equipo sospechosamente blando- respondió con la ira retadora que suele caracterizar al niño adentrado en barrio ajeno.

'Yo no sé por qué se molestan si digo que España no ha ganado a ningún conjunto verdaderamente competitivo en las últimas temporadas', declaró con acento justificativo; '¡si es la verdad! España ha ganado a Chipre, Andorra, Israel...'. Luego, hizo un silencio casi teatral y no quiso ceder a la tentación del desafío, a reprimir ese placer: 'Y que Casillas se eche a temblar'.

Tal parece que España se enfrentará el próximo viernes, en la segunda jornada de su grupo, a Chilavert más que a Paraguay. Para derribarlo, la selección que dirige José Antonio Camacho, deberá utilizar toda su fuerza, comenzando por Casillas y terminando por Raúl.

En el recuerdo del delantero del Madrid se agitará precisamente el último duelo español con la selección suramericana. Aquella frustrante tarde de Saint Étienne en 1998, el año que debutó en un Mundial, en Francia. El partido terminó con la igualada inicial, 0-0, y el cuadro entonces de Javier Clemente fue barrido de la Copa.

A grandes voces, en guaraní, Chilavert sostuvo a su equipo. Desde sus defensas centrales, Gamarra y Ayala, hasta el punta, Cardoso, todos participaron en la defensa encarnizada de su portería.

De todas formas, el camino de Paraguay por la competición no fue mucho más allá. En los octavos de final fue eliminada por la Francia de Zidane, la que posteriormente se proclamó campeona a costa de Brasil, en un encuentro que, eso sí, también agotó el tiempo reglamentario con el empate sin tantos y que dirimió el defensa bleu Blanc con un gol de oro en la prórroga.

Las excentricidades de Chilavert, que gusta de adornar con ellas sus cualidades como cancerbero, comenzaron cuando jugó la final del campeonato paraguayo con el Guaraní, en 1985. El árbitro pitó un penalti a favor de su equipo y, por la palidez de sus compañeros, dedujo que nadie más que él sería capaz de tirarlo. Atravesó entonces de forma resuelta el campo y se dirigió al balón sin que se lo pidiera nadie. Disparó con fe y potencia. Su gol fue el del triunfo.

Al año siguiente, en el San Lorenzo de Almagro, argentino, el técnico trotamundos Bora Milutinovic le animó a ajustar la puntería de su pierna izquierda con lanzamientos a una botella de Coca-Cola.

Pero su pericia alcanzó fama mundial en el Vélez Sarsfield, en el que llegó a alcanzar un hat trick, tres goles en el lanzamiento de tres máximos castigos, en el Ferrocarril Oeste en 1999. Ahora, con Paraguay, está tan envalentonado que suele patear hasta los tiros libres con barrera, si se acomodan a su perfil disparador, sin importarle el riesgo de que se produzca un rebote y el rápido contraataque del conjunto rival le pille completamente descolocado, sin opción alguna a intervenir.

Amigo íntimo del escritor Roa Bastos, frustrado candidato a la presidencia de Paraguay y enemigo acérrimo del general golpista Lino Oviedo, el portero de la selección rojiblanca es un líder político y deportivo en toda la regla. De momento, en Haeundae, gobierna la selección con voz aterciopelada y gestos de afecto hacia todos sus compañeros. '¡Roa Bastos y él son lo más grande que ha dado Paraguay!', gritaba ayer el anciano médico del equipo, Porfirio Benítez Mussa, al verle fanfarronear.

Lo cierto es que Chilavert no amenaza nunca en vano. Cuando jugaba en Argentina lanzó sus advertencias y diatribas contra el Mono Burgos, hoy en el Atlético y entonces en el River Plate, y terminó marcándole un gol. Más tarde, amenazó a Navarro Montoya, del Boca Juniors, y le marcó igualmente otro. Ayer amenazó al joven Casillas. Lo prudente, sin duda alguna, es tomárselo en serio. Los hechos al menos así lo aconsejan.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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