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Reportaje:

Una biblioteca imaginaria

Jose Ibarrola transforma los libros en esculturas en su última exposición, 'Ex Libros', en Bilbao

En la tarjeta de presentación de Ex Libros (libros de artista), la última exposición de Jose Ibarrola (Bilbao, 1955), se lee que la muestra compone un espacio de 'resonancias narrativas e imágenes que se construyen sobre los restos de una metamorfoseada biblioteca imaginaria'. El visitante curioso que se adentra en la sala de la Biblioteca de Bidebarrieta, donde desde el 30 de mayo y hasta el 27 de agosto se expone la obra, contempla una veintena de composiciones que parecen emerger de un mundo de sueños y nostalgias. Y destacando sobre el resto de objetos, barquitos de papel que simulan navegar sobre mares de añil.

El mar sobrecogedor, como metáfora de la vida. Y el barquito como hilo conductor de las obras. Podría ser el Barquito de papel de una antigua canción de Joan Manuel Serrat; un recuerdo de la infancia o la añoranza del adulto por el tiempo pasado. 'La obra deja de ser un objeto y se convierte en una relación interactiva entre el autor y el espectador, y así es mucho más enriquecedor. Cada uno lo interpreta como quiere', dice el artista.

'La rana que comía libros'

Y, están los títulos. Poéticos la mayoría, como el de La rana que comía libros, que Ibarrola sospecha que son de amor; Los faros del mar, un autohomenaje del autor a sus visiones cenitales y Profundo interior inestable. Pero, también más agresivas, como esa Enciclopedia de los insultos, que desde una esquina de la sala de exposiciones compone un molde de escayola manipulado de la dentadura del artista que amenaza devorante en un extremo de la composición. Mientras en el otro extremo, se asoma una bala asesina porque 'se empieza mordiendo y se acaba matando', arguye Ibarrola.

Las esculturas, 'porque una escultura no tiene que ser de cuatro metros', expuestas constituyen un acto ritual en el que el artista vampiriza la carga emocional y artística de libros convencionales y con sus manos la transforma en arte. 'El arte es un instrumentro para transmitir ideas. En este caso, la carga simbólica que el objeto-libro tiene acaba sumándose a la nueva obra recién creada. Aporta la intuición, la sospecha de ese inmenso caudal de historias y de historia que encierra cada una de sus páginas. Su presencia necesaria, sus reconocibles formas, su liviandad matérica, configura y añade valor al hecho escultórico o pictórico' explica.

Escultor, escenógrafo, pintor, dibujante de cómics... y mil artes más, porque Ibarrola reconoce que le gusta 'picotear'. 'Pintar es doloroso físicamente. Quería hacer pequeñas esculturas y al final se ha ido galvanizando en esta otra pasión, las manipulación de libros para convertirlos en objetos de arte. Una de las mutaciones más interesantes que se producen en el campo de la actividad creativa'.

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Ibarrola ha utilizado libros que guardaba en el desván, como esa enciclopedia de los años 50 que recomendaba normas de buena conducta para señoritas, y otros, pero siempre libros reales. 'Ha habido veces que al encolar las hojas de un libro encontraba anotaciones. Descubría cosas que me hacían volver al pasado', señala sin nostalgia.

Técnica del camuflaje

La veintena de piezas expuestas en la Biblioteca de Bidebarrieta parece estar hecha del material que componen los sueños; incluso la de los dientes sin labios. Claro que en esta obra sería del material de las pesadillas. Pero, si se diseccionan las esculturas, bajo los colores índigo y ocre, oculto por lo que simula metal, sólo hay papel, pintura y pegamento. 'Un buen artista es que el se fija en todo. Yo vengo del teatro, de la escenografía, donde lo fundamental es el camuflaje. Hay pinturas muy de decoración. Tras los marcos, la pátina de antigüedad están las pinturas plásticas, que tienen una suspensión metálica que proporciona una apariencia de oxidación. Es la técnica de camuflaje', revela Ibarrola.

El único añadido que se ha permitido son esos objetos, 'cacharros' que llegaban a las manos del artista mientras realizaba las obras y él los ha reciclado en arte. El resultado es ese espacio de imágenes construido sobre los restos de una biblioteca imaginaria.

Dos años entre historias

Dos años entre las historias que cuentan los libros tardó Ibarrola en concluir Ex Libros, que actualmente se expone en la Biblioteca de Bidebarrieta de Bilbao. Es verdad, según cuenta el artista, que simultaneó el trabajo con otros, pero esa 'obsesión' por manipular libros para convertirlos en objetos artísticos le arrebató la mayor parte del esfuerzo. En su estudio de Oma, Ibarrola guarda otras piezas de la misma colección que no ha podido colgar de las paredes de la sala de exposiciones.

La ambigüedad de los objetos que ha creado Ibarrola a partir de la manipulación artística de libros genera interrogantes continuos en el ojo del espectador. Es parte del juego que propone el artista, reconoce él mismo. La exposición permanecerá abierta hasta el 27 de agosto y después casi con toda seguridad se trasladará a una sala privada de Bilbao. ¿Vender? 'Sí claro'. Pero, matiza entre sonrisas, que sus hijos ya han elegido algunas esculturas para ellos mismos.

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