El euro y la tarta
Si todos compramos porciones de tarta en lugar de adquirir una entera, nos sale más barato. Así tenemos la oportunidad de consumir sólo la cantidad de tarta que queremos.
Si un día dejan de vender porciones y sólo venden tartas enteras, gastaremos más dinero para adquirir la misma cantidad de tarta que consumíamos antes.
Eso es lo que nos está sucediendo con el fraccionamiento del euro en comparación con la peseta.
No hay billetes de 6 euros, de 1.000 pesetas, sino de 10 euros; no hay un billete de 12 euros, de 2.000 pesetas, sino de 20 euros, y claro está que restando esas 'porciones' al sueldo que antes cobrábamos en pesetas convertido ahora en euros, el euro acaba por no cundir nada en nuestro monedero.
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