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Reportaje:

Rebelión en Deutsche Telekom

Los accionistas atacan a los gestores que se han subido el sueldo pese a los malos resultados

Deutsche Telekom ha logrado poner en pie de guerra a buena parte de sus más de dos millones de accionistas. La gota que ha colmado su paciencia es el anuncio de una subida de sueldo del 58% para los mayores responsables de la compañía, tras el desplome de sus títulos y la presentación de unas pérdidas netas que pueden superar este año los 5.500 millones de euros.

El presidente del grupo, Ron Sommer, fue abucheado y humillado por los asistentes a la junta general anual de accionistas
La operadora alemana, que ha anunciado un recorte de plantilla de 22.000 personas, acumula una deuda de 67.000 millones de euros

De no ser por los millonarios sueldos que cobran y que deberían compensar con creces tantos disgustos, los directivos de los grandes grupos de telecomunicación podrían dar lástima en estos días, atafagados como están, con las cotizaciones de sus empresas por el suelo. El último en ser alcanzado por la ira de los inversores fue, esta misma semana, Ron Sommer, presidente de Deutsche Telekom, abucheado y humillado en la junta general de accionistas anual que se celebró en Colonia.

Ron Sommer se empleó a fondo -con un discurso de 45 folios cuya lectura se dilató a lo largo de 75 minutos- para tratar de explicar a sus accionistas que su estrategia de expansión internacional, concentración en cuatro negocios (telefonía fija y telefonía móvil, Internet y sistemas informáticos) e inversión en la nueva generación de telefonía móvil (UMTS) es la única posible e, incluso, está arrojando ya resultados, como el fuerte aumento de las ventas y el número de clientes y la estabilización de los resultados operativos.

Extraño en un optimista profesional como es este directivo de 52 años, Sommer formuló también atisbos de autocrítica, como cuando admitió que había subestimado el impacto en las cuentas de Deutsche Telekom de la, a su juicio, excesiva regulación del mercado alemán.

En esencia, sin embargo, el presidente de Deutsche Telekom barrió para fuera. La culpa de que las acciones de su compañía estén cotizando en torno a los 12 euros (y no por encima de los 14,57 euros, o 28,50 marcos, del precio de emisión en 1996) sería del mercado de capitales, que 'ya no distingue entre fuertes y débiles' y ha 'castigado, de manera injustificada, junto a todo el sector', a las acciones de la T de Deutsche Telekom.

Estas acciones, de hecho, se han ido desplomando a medida que se han ido conociendo noticias como las dificultades en el negocio de telefonía fija, las bajas tasas de crecimiento europeas en la telefonía móvil o el incremento de los costes de la adquisición de nuevo capital después de que la agencia Moody's revisara a la baja su calificación de la deuda de la compañía.

Respaldo de los analistas

Tanto el consejo de vigilancia de Deutsche Telekom, como muchos expertos independientes respaldan a Ron Sommer tanto en este punto, como en el conjunto de su estrategia para el grupo.

'Él no tiene la culpa de que los inversores opinen que todo el sector conlleve demasiados riesgos en este momento', afirma Ralf Hallmann, analista de la Bankgesellschaft Berlin. 'Una ampliación de capital como la que realizó la operadora KPN en Holanda es imposible, entre otras razones, porque el Estado alemán, que sigue manteniendo un 43% del capital de la compañía, no dispone de los suficientes recursos. Tampoco es una solución vender activos y volver a concentrarse en el mercado nacional, como ha intentado British Telecom, sin poder reducir sustancialmente su deuda', sostiene Ralf Hallmann.

Al igual que muchos de sus colegas, Ron Sommer, entonces, tiene pocas opciones salvo esperar que la tormenta pase, reducir los costes (esta semana se ha oficializado un recorte de plantilla de 22.000 personas, desde ahora hasta el año 2004) y vender negocios no cruciales (tras el fracaso de la proyectada venta a Liberty Media, Deutsche Telekom ha vuelto a iniciar la búsqueda de un comprador para las redes de televisión por cable que aún posee). Aun así, las pérdidas netas también serán apreciables en el presente ejercicio y podría llegar a sumar unos 5.500 millones de euros, según se ha anunciado ya (se situaron en 3.500 millones en el pasado año). La deuda acumulada por el grupo operador alemán alcanza en la actualidad los 67.000 millones de euros.

Nuevos tragos amargos

A los más de dos millones de pequeños accionistas de Deutsche Telekom les esperan otros tragos amargos, por tanto. 'Muchos de ellos no entienden lo que está pasando', observa Ralf Hallmann. Lo que sí registran con indignación estos inversores, no obstante, es que a los ocho miembros del consejo directivo de Deutsche Telekom, el año pasado, les ha sido autorizado un aumento de sueldo del 89%, hasta los 17.400 millones de euros, sin contar un suculento plan de acciones del que disfrutan.

El presidente del consejo de vigilancia del grupo Deutsche Telekom, Hans-Dietrich Winkhaus, explicó que este incremento, en parte, obedece a pagos relacionados con la salida de dos consejeros. Aun sin esta partida, sin embargo, queda un aumento salarial superior al 50%.

Hans-Dietrich Winkhaus lo justifica con los 'éxitos' alcanzados en el negocio operativo y en la integración de las adquisiciones en la compañía. Es necesario mantener competitivos los salarios de los ejecutivos, argumenta también Deutsche Telekom (sin explicar, empero, la razón por la que se tiene que blindar de esta manera a los ejecutivos: ¿acaso hay peligro de que un competidor fiche a Ron Sommer?).

Que todo esto sea difícil de digerir para los pequeños accionistas es más que comprensible. Sus dividendos acaban de ser recortados de 62 a 37 céntimos.

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