Malos humos para la distribución de cigarrillos
Altadis y McLane endurecen una batalla que ya dura seis años por la venta de las marcas de tabaco en el mercado español
La batalla entre Altadis y la estadounidense McLane ya dura seis años y el paso del tiempo no ha enfriado los ánimos, sino que los ha enconado. Altadis no se resigna a ceder sus marcas a McLane a pesar de que el Tribunal de Defensa de la Competencia le ha impuesto en resolución del pasado 28 de abril una multa por tres millones de euros.
McLane cree que la sentencia abre la competencia efectiva en el sector de la distribución de tabaco en España
Altadis considera que la resolución del Tribunal de la Competencia no se ajusta a derecho y va a recurrir ante la Audiencia Nacional
En una sola cosa están ambas partes de acuerdo: las dos creen concienzudamente tener la razón de su parte. Tanto Altadis como McLane consideran que sus argumentos son de manual básico de economía y por ello ninguna de las dos partes se va a apear de unas posiciones que defienden con argumentos económicos y de defensa del mercado y la competencia. En medio, los órganos de la competencia, que han tenido que trabajar a destajo para arbitrar en un pleito de seis años que todavía está pendiente de la decisión de la Audiencia Nacional, organismo al que ha recurrido Altadis la última multa impuesta por el tribunal.
Esta sanción, que ha sido la 'consecuencia lógica de una realidad' para los responsables de McLane, fue duramente contestada por Altadis. Los servicios jurídicos de esta empresa hispano- francesa han estudiado a fondo la decisión del tribunal y su conclusión ha sido categórica: 'La resolución del tribunal no se ajusta a derecho'. Es la primera vez que el órgano sancionador de la competencia recibe una crítica tan dura y tan frontal a sus tesis. Fuentes de Altadis señalan que 'no se trata de enfrentarse al Tribunal de Defensa de la Competencia, por el que sienten un gran respeto'. Sin embargo, recalcan que se trata de un hecho sin precedentes en el mercado europeo de la distribución de tabaco.
La empresa que copresiden Pablo Isla y Juan Dominique Comolli ha recurrido la multa mediante cuatro puntos que han sido resumidos y argumentados por sus servicios jurídicos. El primero, porque la resolución del tribunal impone a Altadis un proveedor de servicios logísticos, lo que supone un hecho sin precedentes en la Unión Europea. En Altadis no entienden que se obligue a una empresa, que ya tiene organizada su logística, a contratar servicios con un operador determinado. 'Esta imposición no tiene base legal alguna ni de derecho de la competencia española ni en las normas de competencia comunitaria', señalan esas fuentes de Altadis.
Según Pablo Isla, el marco legal del mercado del tabaco ha cambiado desde que en 1996 se produjo la denuncia de la firma estadounidense. El mercado de fabricación de tabaco está totalmente liberalizado desde 1998. Asimismo, las modificaciones legales de 1999 y de 2000 han liberalizado por completo el sector de distribución mayorista del tabaco al eliminar la obligación de dar servicio de reparto a todo el territorio nacional. Además, la actual normativa permite compatibilizar el transporte de tabaco con el de cualquier producto.
Para Altadis, esta resolución no favorece en absoluto a los consumidores, ya que cada fabricante establece el precio de sus marcas en régimen de libre competencia, sobre el que los estanqueros obtienen un margen fijado por la ley, al igual que ocurre en el denominado segundo canal.
Pero si estas tres razones le parecen de peso a Altadis para defender su postura, mucho más le parece la cuarta: se podría dar la contradicción de que los fabricantes estuvieran obligados a dar sus productos a cualquier distribuidor que lo pida con independencia de sus capacidades empresariales y técnicas, lo que desincentivaría la competencia entre las empresas para esforzarse para ganar la distribución de un producto.
Aquí es donde quiere incidir Altadis. 'No nos negamos a ceder nuestras marca a McLane, sino que consideramos que no tienen ni la infraestructura ni la calidad de servicio necesario para distribuirlas en todo el territorio nacional', señalan fuentes de la empresa tabaquera. McLane no cambia su idea de que ha sido bloqueada por la operativa de Altadis a través de su filial de distribución, Logista.
McLane está participada por McLane Internacional -perteneciente al grupo McLane, pionera en la distribución al canal de tiendas de conveniencia en Estados Unidos-, por la firma alemana de distribución Lekkerland Tobaccoland -líder en distribución de tabaco en Europa- y Chupa Chups, multinacional española presente en cinco continentes.
Carlos Marina, director general de McLane España, cree que la sentencia del tribunal abre la competencia efectiva en el sector de distribución de tabaco. Recuerda Marina que el mercado español es un monopolio de hecho ya que su empresa, desde que logró su licencia de distribución mayorista en 1995, solamente ha logrado una cuota de mercado del 0,1% y las restantes distribuidoras -Comet, Tamco y Ditralsa- tienen porcentajes aún menores, por lo que Logista, filial de Altadis, supera ampliamente el 99% del mercado.
Marina además señala que Logista no posee esa cuota de mercado por méritos propios, sino por la herencia de un monopolio estatal, algo que, a su juicio, es anacrónico. Marina da por hecho que Altadis le cederá sus marcas y que ello tendrá un efecto dinamizador para la competencia en la distribución.
El responsable de la firma McLane destaca el potencial de esta firma en el mercado tabaquero español, ya que cuenta con 300 empleados, 1.000 proveedores y 300 marcas distribuidas a más de 6.700 estancos. El pasado año logró una facturación de 146,8 millones de euros, de los que el 70% correspondió a logística para las cadenas de fast food, el 30% a distribución a centros de conveniencia y el 3,5% a suministro de tabaco.
Carlos Marina señala la contradicción de Altadis que, por un lado, cree que no tiene nivel para distribuir y, por otro, se niega a cederles sus marcas. 'Que nos dejen las marcas y ya veremos si fracasamos, ellos no nos tienen que juzgar como distribuidores. Además, los estancos de forma mayoritaria quieren que les sirva más de un distribuidor', dice Marina.
En medio de Altadis y McLane, el Tribunal de Defensa de la Competencia se ha limitado a realizar su trabajo con sus métodos de trabajo y no quiere entrar a valorar las críticas o valoraciones de las partes. El tribunal recuerda que las partes pueden apelar a la Audiencia Nacional y, en ese sentido, recuerdan que este organismo jurídico tiene la última palabra.
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