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Crítica:JAMES BROWN | 'SOUL'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El Padrino se portó

¡Una hora y treinta y seis minutos pisando las tablas del escenario! El Soul Brother Number One, el Padrino del Soul, el Hombre que Trabaja más Duro en el Show Business, Mr. Dinamita, o, lo que es lo mismo, James Brown, cumplió con creces en su nueva visita a España desafiando las leyes de la geriatría con una profesionalidad encomiable.

Con la sala llena de gente de todo pelaje, pero unidos en su veneración al más famoso vecino de Macon (Georgia, EE UU), James Brown y su numerosa banda ofrecieron lo que se esperaba de ellos: un tremendo espectáculo de soul salvaje, incitación al baile y al hedonismo y celebración de las ganas de vivir.

Con una banda que era como las familias bien, con dos de cada cosa -dos baterías, dos bajistas, tres guitarristas, cuatro chicas de coro, cuatro músicos de viento, dos espectaculares bailarinas, más dos cantantes y su sempiterno maestro de ceremonias vestido de impoluto- y tras la introducción instrumental de rigor, que recordaba cortos pasajes de los temas más famosos de Brown, James Brown irrumpió en escena como el genio que es.

Festival Urban Mix Swcheppes

Sala La Riviera. 19,50 euros. Madrid, jueves 30 de mayo.

Vestido con un traje rojo de brillos con las solapas plateadas y ese peinado imposible que supone todo un monumento a la laca, el cantante realizó una primera exhibición de sus habilidades de baile y grititos, mientras la banda le arropaba de modo contundente provocando el delirio de los asistentes.

Hay que decir que ya no se mueve a la velocidad de antaño y sus coreografías son más cortas, pero la planta la da y el esfuerzo que supone atreverse con sus años ya lo exonera de consideraciones acerca de la edad.

Sonaron en este concierto varias de las mejores composiciones de este guerrero del baile e incluso otras ajenas, como Soul man, del dúo Sam&Dave, y Respect, de Otis Redding, que cantó de modo excepcional una de las coristas. También invitó a una rappera española, a la que tuvo la cortesía de cederle ¡su propio micrófono! Ahí es nada.

Éxtasis

Perro viejo de la escena, se guardó lo mejor de su repertorio para un final, que iniciaba con It's a man's man's man's world -'la del anuncio', chillaban algunos-, para poner enseguida la maquinaria a todo funcionamiento con I got you (I feel good), Please, please, please, que es el tema con el que siempre amenaza irse y hace el numerito del albornoz y las falsas retiradas, y terminó con el clásico Sex machine, provocando el éxtasis del respetable, que no paró de moverse al ritmo en toda la actuación a pesar de las apreturas.

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