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Las únicas imágenes filmadas que existen de Luis Cernuda se exhibirán en Sevilla

El propietario de este material inédito prepara un vídeo documental para septiembre

Rondando el año 1960, Rafael Zarza, diseñador madrileño, acudió a la casa de Juan Guerrero Ruiz, invitado por su hijo, para llevarse algún recuerdo de su herencia. Se decidió por unas latas de Pathé Baby, unas viejas películas rodadas con esa antigua cámara de aficionado. 'No tenía ni idea de lo que contenían', recuerda Zarza, sobrino nieto del pintor Daniel Vázquez Díaz, cuya familia estaba muy vinculada a la del editor. Una visita y un descubrimiento muy posterior, casi 20 años después, que evitó que las únicas imágenes filmadas que existen de Luis Cernuda fueran a parar a la basura. El propietario prepara un documental para la exposición que Sevilla organizará en septiembre.

'Yo me llevé unas latitas en formato Pathé Baby, que era el cine manual de los años 20, el cine que tenía en su casa la gente para ver a Charlot. Creía que eran películas de Charles Chaplin o de El Gordo y el Flaco', relata Zarza (Madrid, 1947), diseñador y comisario de exposiciones, que no descubrió su verdadero contenido hasta 1979.

Juan Guerrero Ruiz (Murcia 1893-Madrid, 1955) fue funcionario y amigo de los poetas de la Generación del 27, fundador de revistas donde estos jóvenes autores comenzaron a publicar sus poemas como Verso y prosa e Índice. Amigo, protector, confidente y colaborador. 'Cónsul general de la poesía española', le llamaba Federico García Lorca; 'fue sin cesar el atento', según Jorge Guillén, y 'amigo de gustarse en lo ajeno', en palabras de Juan Ramón Jiménez.

A Guerrero también le gustaba el cine, hacer películas familiares, y filmó a sus amigos: Altolaguirre, Salinas, Alberti, Guillén, Villalón, Melchor Fernández Almagro, Cernuda... Falleció en 1955 y su esposa tres años después. Sus herederos querían vaciar la casa familiar. 'El hijo de Guerrero es muy amigo de mi padre y lo llamó para que se llevara cosas de recuerdo. Iban a tirar una caja de latas de Pathé Baby. Me las llevé por la gracia de lo viejo, por el formato antiguo. El hijo también desconocía su contenido. Iban a la basura', insiste.

Las películas, cuatro rollos, permanecieron durante muchos años 'muertas de risa' hasta que Zarza descubrió imágenes de personajes que reconocía. 'Fue una sorpresa darme cuenta después de tanto tiempo. Estaban viejas, rotas y las llevé a la Filmoteca Nacional de España'. Allí se proponen salvarlas. En un complicado proceso de restauración, filman fotograma a fotograma y las pasan a soporte de 35 milímetros.

El vídeo misterioso

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El interés de ese material fílmico, grabado entre 1920 y 1925, es evidente: son primeras imágenes de unos jovencísimos poetas del 27 y en el caso de Cernuda, las únicas. 'Tiene un gran valor documental por los protagonistas y por el momento: no son ni famosos, están empezando', señala Zarza. En total, el material no llega a los 10 minutos. Guerrero visitó Sevilla en 1922 y rodó unas imágenes del autor de La realidad y el deseo en los jardines del Alcázar de Sevilla, unos tres minutos de filmación.

En su exilio mexicano, Cernuda escribiría sobre aquel momento. Dice el poema Escondido en los muros: 'Sensación de vivir una vida que no es mía. Me veo con aquel gesto, el único mío quizá, de espera inclinado sobre el agua allá en los jardines del Alcázar. Tardes de primavera, sol -ciclo implacable de limpidez y altura. Encerrado en los muros -es aquello, soy yo mismo entonces-. Ahora tengo algo más -o menos, no sé-. Esta fuerza de desdén; creo menos -allá va la juventud'.

El propietario de este material, del que la Filmoteca Española posee una copia, no se acordaba siquiera de que lo tenía. Le llamaron de la Residencia de Estudiantes de Madrid para utilizar las imágenes en la exposición del centenario de Cernuda, pero Zarza prefirió montar un audiovisual, que podrá verse por primera vez cuando la muestra llegue a Sevilla en septiembre, ampliado con iconografía de época de la ciudad y filmaciones de sus compañeros de generación.

En la primavera de 1983, el diseñador llevó una copia en vídeo de la película al domicilio malagueño de Jorge Guillén, cuando éste contaba noventa años. 'Se quedó traspuesto cuando se vio con sus amigos con 20 años. Ni se acordaba de que existía la película'.

Se emocionó muchísimo y escribió un poema, Misterioso: 'Pasa el vídeo misterioso / vuelve el pasado en movimiento, / y el instante insignificante / llega enseguida a conmovernos. / ¿Y por qué? Porque significa. / No cruzan su flujo y su tiempo, / frente a nuestros ojos atónitos, / sin arrastrarnos a lo inmenso, / ese impulso que es esencial. /Contra mareas, contra vientos, / y jamás contacto con Nada, / Nada irreal que es siempre un sueño, / y la gran verdad nos oculta: / El vivir del amigo muerto. / ¿Cómo? / Salinas. / Me emociono. / Es él y todo el universo.' Fueron sus últimos versos. Murió apenas unos meses después, en febrero de 1984.

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