'Se ensañaron y cuando lo tenían en el suelo fueron a rematarlo'
La familia del guarda herido grave en un centro de menores de Melilla dice que un compañero le salvó la vida
'Los agresores se ensañaron con él y cuando lo tenían en el suelo fueron a rematarlo'. Así se expresaba ayer la familia del vigilante F. H. A., que permanece en la UVI del Hospital Comarcal de Melilla tras las pedradas y los golpes que le propinaron la noche del lunes cuatro jóvenes internos del centro de acogida de menores Fuerte de la Purísima de esta ciudad autónoma. F. H. A., de 27 años, evoluciona favorablemente de las lesiones sufridas -una fractura abierta en parietal izquierdo que le originó una paralización lateral del rostro-, aunque su hermano manifestó ayer que los médicos les han advertido de que le quedarán 'secuelas' por los 'fuertes golpes' que recibió en la cabeza.
Tres de los presuntos responsables de la agresión ingresan en un reformatorio
Los vigilantes afirman que están 'para evitar que se peleen, no para recibir las tortas'
Según la familia del herido, sólo la intervención de un compañero -que sufrió golpes que le causaron varias fisuras de costillas- impidió que sufriera daños irreparables. 'Después de apedrearle y golpearle con un palo, iban a rematarlo con una viga tremenda, con enseñamiento y perrería barata', declaró a la agencia Efe el hermano de la víctima.
Lo ocurrido en la noche del pasado lunes es el enésimo incidente registrado en las últimas semanas, lo que ha desbordado la capacidad de aguante de los empleados de los centros y del servicio privado de seguridad. El centro de menores de La Purísima, también llamado Fuerte de la Purísima, está instalado en un antiguo cuartel militar. En él están alojados 41 menores, nueve de ellos niñas. La vigilancia existente es sólo privada y está a cargo de la empresa de seguridad EULEN. Hasta hace un mes, sólo dos vigilantes custodiaban el centro durante las 24 horas del día. Tras los incidentes del mes pasado, la vigilancia ha pasado a depender de cuatro personas.
Los guardas jurado han convocado una concentración para las once de la mañana de hoy, frente a la Delegación del Gobierno, para reclamar más medios de defensa y mejores condiciones laborales. Juan Pascual, presidente del comité de empresa de EULEN, afirmó ayer: 'Con 12 horas de trabajo diarias, sin medios de autoprotección y con las limitaciones que tenemos en nuestra actuación, somos un objetivo fácil para determinados menores sin escrúpulos'.
Pascual defiende la necesidad de que exista un reglamento interno, 'ya que aunque los chicos tienen horarios de entrada y salida, se lo saltan a la torera como quieren. No hacen caso a nada de lo que se les dice, y somos nosotros los que tenemos que sufrir los altercados. Nosotros estamos para evitar que se peleen entre ellos, no para recibir las tortas'.
En una rueda de prensa anterior a los hechos, Isabel Quesada, consejera de Bienestar Social de Melilla, se quejaba del ambiente existente en los centros. 'Cualquier día ocurrirá algo irreparable entre el personal de los centros', señala.
El vigilante herido, que en principio el Gobierno de Melilla dijo que era un educador, estaba en tratamiento psicológico debido a la gran tensión que le ocasionaba su trabajo. Según denunció UGT, F. H. A. sufría además una persecución sindical por parte de la empresa. 'En noviembre del año pasado', comenta Dionisio Muñoz, secretario regional de UGT, 'pidió el traslado del Hospital Comarcal a otro destino a causa de un síndrome de estrés. EULEN lo castigó mandándolo a un puesto mucho peor, el centro de menores'. Muñoz añadió que un vigilante de seguridad 'no está para perder la vida', y reclamó más medios de autoprotección y una reducción de la jornada para estos trabajadores 'sometidos a una gran presión psicológica'.
Respecto a los cuatro supuestos autores de la agresión, el fiscal de menores ordenó ayer el ingreso en el centro de reforma Baluarte de San Pedro de Melilla de tres de ellos. Según explicaron a Efe fuentes policiales, los cuatro menores marroquíes fueron detenidos la noche del lunes, durmieron en el calabozo de la Comandancia de la Guardia Civil y fueron puestos ayer por la mañana a disposición del fiscal, quien tras oír sus testimonios decidió que tres de ellos fueran ingresados en régimen cerrado en el centro de reforma. Sobre el cuarto detenido no se ha adoptado aún ninguna medida porque existen dudas sobre su edad, ya que si es menor de 14 años no puede ingresar en un centro de reforma.
Por otra parte, el presidente de la ONG Pro Derechos de la Infancia (Prodein), José Palazón, condujo sobre las dos de la tarde de ayer a la fiscalía a otros cuatro jóvenes marroquíes que escaparon del Fuerte de la Purísima tras participar supuestamente en la revuelta y que estaban en busca y captura, sin que se conozca dónde pasaron la noche. Sobre este último grupo, que escapó a los agentes de la Guardia Civil tras la agresión al vigilante, el fiscal de menores decidió su puesta en libertad y su devolución al Fuerte de la Purísima.
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