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Mundial 2002 | FÚTBOL

Zidane se rompe el músculo de la volea

Mutismo de la selección francesa en torno a la lesión del centrocampista del Real Madrid

Carlos Arribas

El recto anterior del muslo izquierdo de Zinedine Zidane es un manojo de fibras musculares de 25 centímetros, un haz insertado entre la cadera y la rodilla, una parte del cuádriceps que le permitió el pasado 15 de mayo levantar su pierna a 83 centímetros del suelo, extenderla, recibir un balón caído del cielo, chutar y colocarlo en la escuadra derecha de la portería del Bayer Leverkusen. Una maravilla de fuerza, flexibilidad y potencia. Uno de los músculos más importantes de cualquier futbolista. Un lujo que se rompió el domingo, 11 días después de producir uno de los mejores goles de la historia.

Los técnicos y los médicos de la selección francesa mantienen un mutismo absoluto sobre el alcance de la lesión. El presidente de la federación, Claude Simonet, ha dado por seguro que se perderá los dos primeros partidos del Mundial -contra Senegal, el día 31, y Uruguay, el 6 de junio-, pero nadie lo confirma. El jugador se sometió ayer a una resonancia magnética, pero nadie se ha enterado del resultado. 'Sólo puedo decir que no es una lesión grave', declaró Zidane, de 30 años, a Le Parisien por Internet; 'espero poder jugar el segundo partido'.

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Los servicios médicos del Madrid, que no han recibido, extrañamente, niguna información de la selección francesa, intentaron en vano localizar al jugador en Corea del Sur. Nadie les ha informado de lo que se ve en la resonancia. Quieren saber si es definitivamente una rotura o una contractura, si la rotura es longitudinal o transversal, proximal (cerca de los tendones) o distal (lejos), profunda o superficial. Hasta entonces no tendrán pronóstico.

Fue en un partido de preparación contra Corea del Sur. Minuto 38. Zidane acababa de dar un pase a Henry cuando sintió un pinchazo en el muslo izquierdo. Un síntoma preocupante. Un pinchazo significa rotura muscular. Rotura significa 20 días de descanso. El Mundial, la gran cita, el escenario en el que Zidane quiere seguir siendo el número uno, en el que Francia quiere repetir su título. Asustado, Zidane pidió el cambio a su entrenador, se sentó en el banquillo, se colocó una bolsa de hielo sobre el muslo y empezó a rezar. Acababa de caer la primer víctima del Mundial antes incluso de empezar.

'Todas las lesiones musculares tienen más probabilidades de producirse los días en que se acumula más fatiga', dice Luis Serratosa, médico del Madrid; 'el tratamiento es reposo, descanso, calor sobre la cicatriz y estiramientos para hacerla fuerte. Después, poco a poco, algunos ejercicios de fuerza, excéntricos, cortos y rápidos, pero sin carga para no perder masa muscular. Y, finalmente, algunas carreritas.'

'Una rotura muscular es una lesión degenerativa, un síntoma de fatiga, una llamada de atención', dice el traumatólogo Luis González Lago. Suelen afectar más a los jugadores que se cuidan poco, pero Zidane precisamente es ejemplar. Duerme nueve horas diarias, no fuma, habitualmente se queda solo después del entrenamiento del equipo para ejercitarse, hace estiramientos antes y después de los entrenamientos, vigila la alimentación, cuida la rehidratación. La última temporada no sufrió ninguna lesión muscular. Un modelo de deportista que, sin embargo, ha jugado 53 partidos -con el Madrid y la selección francesa- la última temporada, 202 en los últimos cuatro años, y que ha llegado a Asia después de unos días de fuerte estrés, después de su primer triunfo en la Copa de Europa y del nacimiento de su tercer hijo, Theo.

Zidane ha venido jugando un ritmo de dos partidos por semana desde enero y el organismo necesariamente se resiente. Según la comisión médica de la FIFA, la barrera de los 45 partidos de alto nivel debe ser el límite natural para evitar que el organismo pueda empezar a mostrar reacciones de saturación.

Los morabitos contra 'Zizou'

Todo ejemplar, pues, en Zizou. Así que algunos medios aventuran otras claves. La más esotérica la publicaba ayer el diario Fraskes, de Dakar, la capital de Senegal, que se preguntaba si Zidane sería victima de las artes de los morabitos, líderes religiosos senegaleses, o de la aportación de otras fuerzas místicas. El diario va más lejos y recuerda que ésta no es la primera vez que los senegaleses encuentran la ausencia de un jugador importante en el equipo rival. Así, en la Copa de Africa, Egipto se enfrentó a Senegal sin Hossam Hassan, Zambia sin Denis Lota, su mejor delantero, y la República Democrática del Congo, sin Shabani Nonda. La penitencia la tuvo en la final: Camerún jugó sin Patrick Mboma, pero ganó.

Ajeno a la magia, el equipo francés quiere hacer tabla rasa de una situación inevitable. 'Ahora hay que proteger al equipo', afirmaba ayer el seleccionador, Roger Lemerre. Lo demás pertenece al pasado y al terreno del análisis para evitar que situaciones similares se repitan.

La sobrecarga de partidos durante la temporada amenaza los grandes acontecimientos, especialmente a las figuras estelares, siempre reclamadas por sus equipos, sus selecciones y la afición. Zidane ha sido el abanderado de esa desgracia, pero no el único. Los internacionales llegan al Mundial con los músculos cansados.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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